Los periodistas que se aprecian de serlo no conspiran con el delito y muchos menos hacen componendas con los criminales.
En estos últimos días he leído y visto escenas que atentan contra la libertad de expresión de los "obreros de la pluma".
Siendo también ciudadanos de este país, nos debemos a las leyes constitucionales y jurídicas que permiten nuestro desarrollo como individuos dentro de esta sociedad.
En este margen de convivencia social hacemos una labor que no todos estarían dispuestos a ejercer.
Luchamos porque se cumpla con la responsabilidad que cada miembro tiene ante sus acciones. Promovemos la justicia hacia los indefensos y nos esforzamos porque se respete un alto criterio hacia la opinión ajena.
Tristemente, la realidad se enfrente a los ideales. Hace poco, cuando pedí en un comercio un periódico, la vendedora me dijo que por qué compraba ese periódico que sólo traía malas noticias. Me sorprendió por la pregunta. Pero a esto respondí que el periódico sólo refleja lo que hay en la calle.
Escenas que muestran a un socio de un sindicato con varilla en mano y a otros más con palos y ganas de pelar, no fue un acto de "Hollywood" organizado por los periodistas para ganar el estrellato público. Fue una actitud que desmerita a toda una organización de lucha y trabajo.
Como ciudadana repudió la violencia por la dañina que es a nuestra existencia. A diario las personas emiten su incomodidad por tal o cual información. Hacen uso de su derecho ciudadano y como personas.
Si se habla de tolerancia que se acompañe el discurso con las acciones. La controversia es que de lo mismo que se critica se adolece por parte de grupos caídos en desgracia por cuenta propia.
Los periodistas cumplen con su deber aún a costa de sus propias vidas. ¿Cuántas personas cumplen con su verdadera responsabilidad ciudadana?...