La campaña para las elecciones más reñidas de la historia reciente de Alemania concluyó con diversos actos políticos de todos los partidos, mientras el país espera paralizado los resultados de las urnas mañana domingo.
Según los sondeos, el 90% de los 84 millones de habitantes estará pendiente del escrutinio a través de las transmisiones directas de los canales de televisión. Se espera además una elevada participación electoral en los comicios, que en 1998 fue del 82,2%.
Las encuestas pronostican un final muy ajustado entre el canciller socialdemócrata (SPD) Gerhard Schroeder, que aspira a un segundo mandato, y su rival Edmund Stoiber, de la Democracia Cristiana (CDU/CSU).
Para Stoiber “la continuación por otros cuatro años de la coalición socialdemócrata-verde” que lidera Schroeder, “sería irresponsable, porque llevaría al país a la ruina”.
Schroeder, en cambio, sostiene que su mandato debe ser renovado por otro período “para poder concluir los procesos de transformación y modernización del país”, iniciados en los últimos cuatro años.
El tema principal de la campaña ha sido el del persistente desempleo, que afecta a más de 4 millones de personas (9,6%) de la población activa, por más que el canciller se ha esforzado por distraer la atención del electorado hacia otros asuntos, como la eventual intervención militar en Irak.
Pese a que los dos candidatos lanzan andanadas de acusaciones mutuas sobre la presunta incapacidad de cada uno para solucionar la crisis económica que afecta al país, sus partidos se preparan para la eventualidad de verse forzados a formar una gran coalición. |