Tras la muerte por asfixia de dos empleados del Súper Xtra en la 24 de diciembre dentro del tanque séptico del local, una vez más vemos a nuestras instituciones en el papel de "apaga fuegos", reaccionando tardíamente ante evidentes irregularidades que no castigaron o corrigieron a tiempo.
Después de la tragedia, salieron de sus oficinas los inspectores del Ministerio de Salud, y descubrieron numerosas irregularidades; siendo una de las más escandalosas que el comedor de los empleados estaba ubicado al lado de la misma fosa en que fallecieron Benigno Mojica y Edgar Pitty. Una violación tanto santiaria como laboral.
También encontraron alimento en descomposición exhibido para la venta, y alimentos enlatados vencidos. Faltas no solo graves, sino insultantes para el consumidor, y con serias implicaciones para la salud pública.
Lo descrito nos recuerda las inoportunas intervenciones de la Autoridad del Tránsito cada vez que ocurre un accidente fatal en el que los conductores de Diablos Rojos están involucrados: despliegan decenas de inspectores en las paradas y piqueras durante unos días, y los retiran a la semana, cuando sienten que la indignación pública ha bajado su intensidad.
La reacción tardía ante las tragedias, y la falta de soluciones definitivas a los problemas que las generaron, ha sido una constante en las autoridades.
Ninguna sanción de las autoridades podrá devolverlas a las familias Mojica y Pittí a sus dos muertos. Pero una multa de 500 dólares y un posible cierre temporal no son suficientes tampoco. La función de las autoridades en áreas claves como salud, transporte, educación y seguridad es evitar que ocurran atropellos y violaciones contra la ciudadanía, no reaccionar cuando estas ya han ocurrido, y encima jactarse mediáticamente de tal reacción.