Desde que sale el sol hasta que se oculta, Leonidas Sotero Noriega, mejor conocido como "Sote" inicia su faena artesanal de producir con sus ágiles manos hermosos trabajos de madera como cucharones, tenedores, pataconeras, piloncitos y sus manos pilón en miniatura para recordatorios o adornos. También se dedica a confeccionar lindas "totumas" de calabazo dándoles brillantes acabados.
Pero lo fuerte de don Sote son las tradicionales bateas. Las confecciona de todos los tamaños que van desde más de un metro hasta las que sólo miden tres o cuatro centímetros.
TIPOS DE BATEAS
La batea es un utensilio muy utilizado en los pueblos del interior. Su uso data de los tiempos precolombinos. Aunque esta costumbre se ha ido perdiendo debido a la introducción de bandejas de metal o plástico que las han reemplazado.
La batea tiene múltiples usos: para expurgar granos de sus impurezas (arroz, frijoles, lentejas, porotos, maíz, etc.); para amasar la harina con la cual se elaborará el pan; para amasar la leche cuajada con la que se hará los quesos; incluso la utilizaban nuestras abuelas para restregar ropa cuando lavaban a orillas de ríos o quebradas. Claro que estas bateas eran enormes y exclusivamente para lavar ropa y no tenían nada que ver con los alimentos.
OTRAS LABORES
Nuestro artesano de hoy, don Sote, también hace banquetas. Son pequeños bancos para sentarse cómodamente a charlar en los frescos portales de teja de nuestro interior.
TEJE ATARRAYAS
También teje atarrayas con hilos de nylon o de cuerda. Este artefacto lo utilizan los pescadores para atrapar camarones o sardinas que posteriormente utilizarán como carnadas. Cada atarraya terminada, don Sote la vende a B/. 30.00, la pequeña, con sus respectivas plomadas que se colocan en la parte inferior para que penetre con fuerza al agua y pueda cerrarse como trampa para atrapar el cardumen.
UBICACION
A este hombre de 86 años, curtido por el tiempo y la experiencia, lo pueden encontrar en La Arena de Chitré detrás de la iglesia de Bethel.
Ahí los espera, con su característica amabilidad, y por supuesto, dándole forma a la rústica madera para producir un utensilio doméstico que hará más fácil y placentera la vida a quienes la lleguen a adquirir.