ABRACADABRA
"¿Qué pasa con la oposición?

"Continúan las intrigas, componendas y zancadillas, como
si la política nacional se tratara de un juego de "Monopolio"
y no del rescate de la patria".
Carlos Guevara Mann
El pueblo quiere UNA SOLA nómina
opositora, con un plan de gobierno justo y democrático, integrada
por individuos de capacidad y honestidad comprobadas, que ponga fin a la
maleantería y la corrupción en el gobierno.
Esa es la aspiración del pueblo y así lo manifestó
el 30 de agosto.
Pero los "dirigentes" de los partidos de oposición aún
no se han dado por enterados.
Al momento en que escribo estas líneas, sólo el MOLIRENA
ha ratificado su apoyo a la candidatura de Mireya Moscoso.
Entre los demás, continúan las intrigas, componendas y
zancadillas, como si la política nacional se tratara de un juego
de "Monopolio" y no del rescate de la patria.
Andan pescando en río revuelto, que es lo que su mediocridad los
impulsa a hacer en momentos en que el país requiere una gran dosis
de patriotismo y desprendimiento.
No se entiende, amigos lectores, cómo un sector minoritario del
Partido Arnulfista, aupado por "dirigentes" de partidos en vías
de extinción, como Renovación Civilista, el Liberal y el Nacionalista
Popular, insiste en la candidatura presidencial de Alberto Vallarino.
Tampoco se entiende la actitud de la Democracia Cristiana, que antes
acordó apoyar la candidatura de Mireya Moscoso y el Partido Arnulfista,
pero ahora se ha dado a "evaluar" la posibilidad de postular a
Alberto Vallarino.
Alberto Vallarino tiene muchos méritos, pero la realidad política
que prevalece es que perdió las elecciones internas de su partido,
frente a Mireya Moscoso.
¿Qué es lo que entienden por "democracia" estos
arnulfistas disidentes y sus aliados coyunturales?
¿Es este ejemplo del estilo anti democrático que llevarían
al gobierno, de llegar al poder?
El sufragio popular es la única medida válida, en los regímenes
democráticos, para determinar liderazgos y en los comicios internos
del Partido Arnulfista, principal de la oposición, al que le corresponde
la cabeza de la nómina opositora, ganó Mireya Moscoso.
A ella la favorecieron aproximadamente dos tercios de los asistentes
a las primarias de ese partido, en marzo pasado.
En atención a los deseos del pueblo panameño, que está
cansado del abuso, la rebatiña y el desgobierno, lo que corresponde
a los partidos de oposición y, en particular, a los disidentes arnulfistas,
es apuntalar con su apoyo la candidatura opositora de Mireya Moscoso y contribuir
sus mejores integrantes a la formación de una nómina UNICA,
presidencial, legislativa y municipal, de cara a las elecciones del 2 de
mayo de 1999.
En este ambiente enredado, le toca al Partido Arnulfista mantener la
serenidad, evitar las declaraciones incendiarias e incorporar, cuanto antes,
a los sectores independientes a su estrategia política.
El pueblo panameño, en su mayoría, se opone al PRD pero
también a la politiquería barata de los seudo "líderes"
de la oposición, que no han sabido estar a la altura del momento.
Hay que conversar con los sectores independientes - gremios de profesionales,
sindicatos y organizadores de la sociedad civil - e incluir sus inquietudes
en la preparación de un plan de gobierno que se comprometa a llevar
a cabo las reformas políticas necesarias para encaminar al país
por el sendero del verdadero desarrollo.
Y hay que integrar a este esfuerzo opositor a los dirigentes de la sociedad
civil, inclaudicables luchadores por la democracia y la justicia social,
que sin participar en la política partidista son mucho más
representativos de la sociedad panameña que la mayoría de
los auto titulados "líderes" políticos.
Sin ánimos excluyentes - porque la sociedad panameña cuenta
con muchos individuos de valía - es preciso sumar al esfuerzo civilista
a figuras como I. Roberto Eisenmann, Carlos Bolívar Pedreschi, Humberto
Ricord, Alberto Quirós Guardia, Rolando Villalaz, Raúl Leis,
Miguel Antonio Bernal, Maribel Cuervo de Paredes, Ricardo Bermúdez
Dutari y otros.
Esa es la fórmula más aconsejable para enfrentar el oportunismo
de los partidos en vías de extinción, y dar cumplimiento al
mandato del pueblo, que exige consenso, desprendimiento y, sobre todo, UNIDAD.
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