¡Estoy triste, me siento sólo (a), no me comprenden!, estas son algunas de las frases que escuchamos de algunos jóvenes que se preocupan por situaciones que les perturban, y los adultos cometen el error de ignorar esa situación tan delicada, la soledad.
Muchos han experimentado algunas vez en su vida momentos de soledad, donde aumentan las tensiones o preocupaciones; aunque estén en compañía de otras personas.
La psicóloga Giselle Adames explicó que, la soledad también puede elegirla un individuo y su período de duración es corto, y sólo necesitas espacio para reflexionar, meditar, y descansar. No necesariamente es un estado nocivo, siempre y cuando la persona tenga un control sobre la elección de esta opción y no se excluya permanentemente la posibilidad de compartir o relacionarse con otras personas.
Añadió que la soledad ocurre cuando han experimentado transiciones importantes como mudanzas, un nuevo empleo, cambios de colegio, pérdida de algún familiar, rompimientos de relaciones amorosas; en los que "integrarse" al nuevo estado no es fácil.
La mejor herramienta para combatir la soledad es la comunicación.
Quedarse en un estado en el que sólo se mantiene la persona "pensando" en el problema, puede convertirse en un estado inmóvil.