Recientemente se publicó en el diario español "El País" de que empresarios ibéricos prefirieron invertir su dinero en la construcción de un "canal seco" por el Istmo de Tehuantepec en México, para rivalizar con el Canal de Panamá, que consideran ellos "está obsoleto y viejo".
También recibimos información que en los foros virtuales en Nicaragua se comenta la posición de los hermanos centroamericanos, que apostaban a que los panameños votemos por el "NO" para rechazar la ampliación de la vía acuática y que entre el puerto de Corinto y el río San Juan se construya el próximo canal marítimo por la región.
Hay verdades y mentiras frente a estos preceptos. Una realidad que nadie puede descartar es que el Canal de Panamá debe modernizarse y la ampliación es urgente, necesaria.
Empero, discrepancias en las cifras publicadas por apuro de parte de los promotores de la Autoridad Canalera han generado polémica, pues el costo de la obra y el aumento del movimiento de carga proyectada de aquí al 2020 pueden fluctuar por muchos factores globales.
El Canal de Panamá seguirá operando de aquí a otros años más de forma competitiva, quizás hasta dos décadas. La ampliación de la vía acuática es una especie de "garantía o póliza", pero que no se ha sabido explicar en la población.
Creemos conveniente que la ampliación canalera debe mantenerse como prioridad nacional, en el caso de que gane el "NO". Otras alternativas jurídicas o constitucionales pueden aplicarse. Igual, nunca descartemos la probabilidad de que la población panameña vote negativamente, por el mero hecho de castigar al Gobierno de turno.
Por ello, tanto el Gobierno y la ACP "deben tener planes de contingencia" en el caso que triunfe el "NO".
En cuanto a México y Nicaragua, esos países ya tienen serios problemas internos que, por cierto tiempo, harían descartable construir "canales secos" o "canales marítimos".
El caso nicaragüense, al que más le tenemos miedo, es interesante. El próximo 5 de noviembre, ese país realizará comicios presidenciales y de ganar el sandinista Daniel Ortega, de seguro la posibilidad de construir un canal entre los dos océanos jamás se realizaría, pues el gobierno hipotético del izquierdista centroamericano pediría innumerables exigencias a las transnacionales que se atrevan a construir semejante obra en la tierra nica.
El canal seco por México será una realidad pronto y no lo podemos evitar. Empero, también existe entre California y la Costa Este de Estados Unidos un sistema ferroviario similar a un canal seco que jamás ha sido competencia seria para el Canal de Panamá.
Por favor políticos panameños. No nos vengan con "sustos" de que el "fin del Canal panameño está cerca". Después del 22 de octubre, Panamá seguirá existiendo y el futuro del Istmo será brillante, sea cual fuera el resultado del referendo consultivo.
Eso sí. Deberemos comenzar desde cero y replantear nuestras prioridades de Estado.