La mitología delimita la pereza como un pecado capital, uno de aquellos que se escapó de la nefasta caja de Pandora. Todo indica que este mal se escurrió del Olimpo y vino a parar todo a Panamá, donde el progreso no llega principalmente por la desidia de los nacionales, quienes prefieren cualquier cosa menos doblar el lomo. Pero también hay otros que se entretienen en asuntos sin importancia (bailes, chupatas, locuras de aquí y de allá) y menos en actividades productivas.
Leer, estudiar, trabajo más allá de las expectativas, cultivo del espíritu y el intelecto: es son cosas en las que los panameños no invierten tiempo, y prefieren cualquier otra cosa. Tal vez sea por eso que el país está donde está: cansado, sin expectativas, sin capacidad para competir, indiferente.
Cuando los nacionales se decidan a invertir tiempo en la construcción de una mejor vida, los resultados será un generalizado bienestar del que todos seremos ganadores. De lo contrario, Panamá estará condenado a la nada, al vacío, a la incertidumbre que hoy por hoy nos mantiene en la cola de espera, sin un futuro claro ni promisorio. Los panameños no deben perder el tiempo en cosas sin importancia. |