PUESTA EN ESCENA
Norman y el teatro
Aurelio Paredes
Al finalizar la década
del sesenta, una pléyade de jóvenes actores, llenaron nuestros
escenarios, pero con la particularidad de que eran extranjeros. Eugenio
Fernández (argentino), Carlos Bromley (peruano), Enrique Olivella
(español), Norman Douglas (salvadoreño). Este último
quien ha destacado por sus atrevidas puestas en escena, cultiva un género
donde sus conocimientos y academia son su fuerte, consiguiendo el éxito
que se propuso al hincar raíces en nuestro suelo.
El teatro Universitario una vez más estimula a Norman, allá
en su Salvador querido y en 1962 ingresa por curiosidad y vocación
hasta 1968, repasando todo el ámbito latinoamericano del teatro.
Al egresar funda su grupo junto a rebeldes amigos que querían explorar
el teatro de vanguardia; ofreciéndole poco después la dirección
del teatro universitario, aprovechando también para experimentar
en la pantalla chica del "cine doméstico". Sus constantes
cuestionamientos e incursiones en la política criolla le hacen ser
buscado por las autoridades del país, apresándole y enviándolo
al exilio a San José de Costa Rica. Allí vive una pausa breve
como observador, hasta que Agustín del Rosario, quien le había
conocido, lo invita como jurado a uno de los tantos festivales universitarios.
En nuestro país capta el movimiento que se está gestando bajo
la conducta revolucionaria en la política cultural logrando "enamorarse"
de la tierra del canal y del crisol de razas. Aquí deambula por salas
y esquinas culturales hasta viajar a Chile en el 74 donde recibe la buena
nueva de poder regresar hacia su tierra con el perdón político
y lo logra con tanta fortuna, porque precisamente la convulsión se
había apoderado de Chile por el golpe a Allende.
En Salvador funda el Centro Libre de Artistas Nacionales, cuerpo que
aglutina a todos los artistas nacionales y que funciona como promotora independiente,
interesándose por el trabajo con y hacia los grupos marginales, utilizando
los textos de autores nacionales, sobre todo aquellos que hacen denuncias
sociales en su "teatrillos políticos". Recibe oportunidad
en una publicitaria como creativo de la misma y entrenando modelos para
cine y televisión. Sin olvidar "sus campesinos" en el teatro,
es perseguido por Dawbisson que insiste evacuar todo lo que suene a insurgencia
desde su punto de vista haciéndole que junto a varios compañeros
se toma la embajada de Panamá y permanece en ésta por espacio
de cuatro meses hasta el día en que le avisan que Omar Torrijos le
ha ofrecido "salvaconducto" para entrar en Panamá y por
injerencia de uno de sus grandes amigos Chu-Chu Martínez.
El Instituto de Cultura, es la base de su trabajo, iniciando desde allí
la óptica que le servirá para sus futuros trabajos escénicos.
Llega el 82 y nuevamente el liderazgo que profesa le coloca a la cabeza
de TABLAS un ente cultural que va a dar mucho que hablar, constructor de
actores y hacedor de buen teatro con alguno que otra desventura. La Agonía
del Difunto, Dos Viejos Pánicos, Contigo Pan y Cebolla, La Revolución,
La Casa de Bernarda Alba, Casa de Muñecas, No Hay Derechos Señores,
Todas tenemos la misma Historia, La Empresa perdona un momento de Locura
y muchísimas más, son el crédito de este notable director
teatral.
Nos dice Norman, que sus actrices preferidas son: Vivian Pérez,
Alondra Badano, Marisín Luzcando y la primerísima Eneida Valdés.
No tiene preferencia entre actores. Considera asimismo que EL SEÑOR
DE LAS PATRAÑAS es la obra para meditar, no sólo por su contenido
sino por el trabajo actoral y didáctico. Hoy, pleno año de
1998 funciona con su hijo y la obra YEPETO de Roberto Cossa en el teatro
Colibrí de su propiedad situado en la calle Ricardo Arias frente
al Costa Azul.
Termina diciendo este obrero del teatro que en Panamá se está
produciendo, pero lo estamos haciendo sólo para entretener, no hay
contenido ni preocupación artística, falta visión política
porque hemos caído en el mercantilismo. Norman también está
ofreciendo a estudiantes MARIANELA de Benito Pérez Galdós
con Jaime Rodríguez, Marissa Vernaza, Eloy Herrera y Ana Raquel Mata
hasta el 18 de septiembre en el Anita Villalaz. NORMAN obrero del Teatro.
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El Instituto de Cultura, es la base de su trabajo, iniciando desde allí
la óptica que le servirá para sus futuros trabajos escénicos. |
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