TEMAS DE ACTUALIDAD
"Si
la verdad y la justicia están de tu lado, no esperes que
también la gente..."

Raymundo A. Moore W.
Dice Max Stirner,
citado por el Dr. Antonio Pérez Esclarín en su
libro, "Educar valores y el valor de educar", "...La
escuela no forma hombres auténticos. Si existen algunos,
es a pesar de la escuela...".
¡Qué triste realidad! Tal parece que el proceso
enseñanza-aprendizaje hace tiempo que bajó por
la sucia cañería que conduce al igualmente sucio
vertedero de los antivalores...
Decía yo en el anterior artículo sobre el tema
de la educación (hablemos de educación-en términos
de formación) que, (...) es en el hogar donde nuestros
padres tienen la obligación y la responsabilidad de, cual
escultor, ir moldeando nuestro carácter, nuestra personalidad...
y nuestra conducta familiar, social, moral, cultural, cívica
y profesional (...)".
La realidad, sin embargo, nos está diciendo que este
tipo de formación ya no existe; hace tiempo que dejó
de existir para dar paso a la intolerancia, a la inmoralidad,
la amoralidad, el desafecto, la agresividad, y a su hermana,
la violencia. El hombre panameño de hoy es una imperfecta
mutación híbrida del que antes fue.
Algo tan sencillo, tan noble, y tan necesario como tener una
buena amistad, ha degenerado en lo burdo de la sexualidad; esto
quiere decir que la expectativa de ir a la cama (tener sexo)
siempre flota en la subconciencia de una pareja de amigos, deseado
tanto por él como por ella. Pero esta concepción
social de antivalores no apareció entre nosotros por encanto.
El hombre (y la mujer) panameños, a través de la
televisión y las revistas, han sido inducidos a aceptar
como bueno, y muy natural, el que la amistad entre un hombre
y una mujer, sólo puede consolidarse sobre la base de
una relación sexual que, tarde o temprano, debe darse,
lo cual también es válido entre compañeros
de trabajo, a nivel de jefes hacia subalternos, sirviendo como
vehículo para inmerecidos ascensos que el resto del personal
reprocha y resiente.
Por otra parte, los "hombres" panameños ya
dejaron de ser esos orgullosos varones que se paseaban por allí
con el pecho henchido de una enorme autoestima, capaces de, en
virtud de su honor o de su integridad, defender su particular
punto de vista mediante el diálogo de altura, con inteligencia
y convencimiento. Hoy día, sin embargo, esas diferencias
y/o conflictos emocionales son resueltos a puñetazos,
a balazos o a puñaladas. Entonces, ¿quién
está educando a quién, y quién formando
a quién? Porque cuando nuestros legisladores se agarran
a puños en plena sesión, y luego, justificando
sus acciones dicen que "eso es lo más natural porque
en otras partes del mundo pasa igual", lo que le están
diciendo a nuestra juventud, es que "pelear es mejor que
dialogar". ¡Vaya ejemplo!
Deseo cerrar estas reflexiones sobre educación, con
otra cita que el ilustre Dr. Esclarín pone en boca de
W. Churchill, a saber: "...Cuando el sabio señala
la luna, el idiota solo ve el dedo...".
¡Au Revoir!
|
|
|