El béisbol es la ventana que puede darle otra cara a la vida del pelotero Luis Durango.
Emergido y criado en Santa Cruz, Curundú, el hoy prospecto de los Padres de San Diego, sabe que la pelota es una lotería y que él puede pegarle al primer premio.
Con talento para destacar, Durango mira el béisbol como aquella puerta del éxito, que le permitirá a él y su familia, salir de la pobreza y encarar un mejor futuro.
Ayer, sentado en una butaca del Estadio Nacional, Durango hablaba de su corta experiencia en la Liga de Arizona y ampliaba detalles de su vida. El corredor más rápido de los Padres de San Diego en todo su sistema de ligas menores tenía una sonrisa amplia y una madurez prematura.
Con 20 años de edad, Durango conseguía la corona de bate de la liga de novatos en Arizona. "Soné para .383 y fui el mejor bateador de la liga, estoy contento por el trabajo logrado éste año", dijo.
El panameño mostró que su bate ha progresado y que tiene hambre de gloria en la pelota profesional.
Sentado en una butaca calentada por el sol, una gorra de su equipo en ligas menores y unos pantalones que trapeaban el piso con su caminar, Durango habló de sus sueños y metas en la pelota.
"Quiero salir de donde vivo", dijo y miraba el juego de béisbol entre estudiantes del CODICADER. Durango espera que el juego de pelota le de la oportunidad de salir de Santa Cruz, en Curundú. "Me gustaría llevarme a mi familia y darles algo mejor", sostuvo.
En el inicio doloroso de una carrera de sacrificios, Durango apunta a cosas concretas. Reconocido por su gran velocidad en los senderos, el panameño sabe que su futuro será como pelotero de Grandes Ligas.
Corredor excelente en los senderos y de alta velocidad en el juego, Durango se ha convertido en el corredor más rápido de los Padres en toda su franquicia.
Durango batea a ambas manos del plato y su recorrido del plato a la inician anda entre 3.4 (zurdo) a 3.7 (derecho), para marcar un excelente promedio.
"Ellos me han dicho que quieren que corra. Quieren que juegue duro, que de el 100% en cada partido y que mi futuro en Grandes Ligas dependerá de mi porcentaje de llegar a base", explicó.
Durango ha sido un pelotero humilde de principio a fin. Un guerrero y luchador de la vida y el diamante de pelota. Jugar y entrenar es su principal argumento.
De 5 pies y 10 pulgadas, Durango sueña con ser pelotero de Grandes Ligas, pero también jugador de la selección de Panamá.
"No me han tomado en cuenta. Yo quisiera jugar con Panamá, pero no se, por qué nunca me dicen o me llaman", dijo. "Si me dan el chance lo hago, por Panamá jugaría en cualquier torneo", indicó el "comelón" de arroz con pollo (su comida favorita).
Durango parece tener alas en los pies y un corazón de gigante. Su carrera esta trazada, sólo falta saber, con cuánta velocidad podrá llegar a las mayores y hacer sus sueños realidad.
EL DIA DE SU FIRMA...
Allí estaba el gran veterano buscador de talentos de los Padres de San Diego. Robert Rowley, un viejo zorro de la pelota aprovechaba la buena tarde de sol, para hacerle una prueba a un prospecto panameño.
En un costado y sin tarjeta de invitación andaba Luis Durango, una especie de pelotero con alas en los pies.
En una prueba que no era para él, Durango deslumbró con su velocidad y se ganó una firma y bono para jugar béisbol profesional en las fincas menores de los reverendos.
"Fueron 12 mil 500 de bono que le dimos, pero más valioso fue la oportunidad de estar en la pelota profesional", dijo Ricardo Montenegro, también afiliado a los Padres de San Diego.
Durango jugó la temporada del 2005 en Venezuela y fue sub líder de bateo con .348. Este año fue a un partido de entrenamiento primaveral en Grandes Ligas y bateó ante los Angels y su estrella Bartolo Colón.
La vida le ha dado la oportunidad de escoger el béisbol como forma de vida y Durango corre en éste momento, la carrera más importante de su historial deportivo.
¡Viva el béisbol!