Miércoles 2 de sept. de 1998

 








 

 

EDITORIAL
Los campesinos y el último año del gobierno

A
yer el mandatario Ernesto Pérez Balladares y su ministro de Planificación y Política Económica, Guillermo Chapman, demostraron que no entienden el presente y el futuro panameño de la misma manera.

El ciudadano presidente, en el acto de instalación del último periodo de la Asamblea Legislativa, prometió que en el año que le queda de gobierno trabajará para que el país entre al próximo milenio con una economía "moderna y próspera". Reconoció que los resultados del referéndum del 30 de agosto no son más que el costo político que tuvo que pagar por las decisiones que tomó para modernizar el Estado, las cuales fueron "incomprendidas y repudiadas", aunque él las sigue considerando saludables. Añadió que el tiempo ha de darle la razón. Sin embargo, lo que es más importante, Ernesto Pérez Balladares acepta con agrado lo que ocurrió el pasado domingo porque se reforzó la democracia, y este es el elemento clave para que perdure la buena salud de la economía.

Inexplicablemente Chapman, en el otro extremo del discurso presidencial, niega rotundamente que el mal fin de las reformas constitucionales esté unido por hilillos indemnizantes a la aplicación de reformas económicas antipopulares y, lo que es sumamente peligroso, advierte que el haber votado NO a las propuestas provocará que queden inconclusos los proyectos de carácter social, es decir, aquellos que tienen que ver con la educación, la salud pública y la vivienda. La que cayó muy mal fue la apocalíptica sentencia de que no se podrá dar el impulso que el sector agropecuario necesita para no desaparecer.

¿Por qué estos dos funcionarios ven la realidad de forma tan distinta? Uno de los dos miente, o será que el primero habla de la vida como político y el otro como tecnócrata?

Los panameños tenemos dos caminos: uno, confiar en el optimismo del mandatario Pérez Balladares, y creer que durante el último año de su gobierno pondrá todo su esfuerzo en el mejoramiento de los sectores de la economía, incluido el agropecuario, que tanto lo necesita. Otra alternativa es aceptar, resignados, la desastrosa visión de Chapman, principalmente en cuanto al futuro de los campesinos se refiere, a quienes se tendrá que ver morir de hambre allá en sus huertos, o acá en la capital, a donde llegan desesperados buscando mejores días para sus hijos, y solo encuentran hacinamiento y marginación.

Ojalá el Divino Hacedor permita que buenas manos asuman la toma de decisiones en este último año, y se alejen del sendero las aves de mal agüero.

 

 

 

 


 

AYER GRAFICO
Oscar De León y su grupo dominaron el mercado panameño a mitad de los años 70.


CREO SER UN BUEN CIUDADANO
Sin embargo, hago mal uso del Seguro Social.


OPINIONES



 

 

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