Hace años sin darme cuenta me enfermé de un mal muy raro y con un nombre feo. Fui víctima de la "ludomanía", o sea adicción al juego de azar. Resulta que no sé por qué razones, mi balance y planificación económica se vino abajo.
De repente me vi lleno de deudas y el sueldo no alcanzaba para pagarlas.
Confieso que me dio pánico. Si hay algo que hago al recibir el cheque quincenal, es pagar las deudas.
No puedo dormir bien si dejo de pagar esos compromisos económicos.
Pero, bueno, caí en ese desbalance económico. Entonces busqué soluciones.
Y aquí me vino el aterrador virus de la adicción al juego. Comencé a comprar lotería en todos los sorteos. Pensaba que la "suerte" iba a solucionar mi problema.
No gastaba mucho dinero, porque no había. Mi vida se convirtió en un infierno de estrés y angustia los miércoles y domingos.
Hasta me bañé con olorosas sustancias, dizque para tener suerte en lotería. Esta atento a los sueños reveladores del premio mayor.
Pero puse los pies en la tierra. Hice cuentas y comprendí que nada había ganado en la lotería, salvo la última cifra.
Así que mi problema había empeorado. Entonces me vino la solución...
Decidí ir pagando "poquito a poquito" las deudas. Hablé con algunos deudores del asunto y aceparon rebajar las letras. En fin, ellos ganan con los intereses que seguirán cobrando poco a poco.
Y en corto tiempo salí del atolladero. Como perro escaldado, aprendí la lección de no abusar de las famosas "tarjetas de plástico", no caer en las tentaciones de ofertas y no comprar lo que realmente no necesitaba.
Ahora me entero que el panameño está endeudado "hasta la zapatilla", como diría el famoso Cholito Mesero del viejo café de Santana.
Espero que estos "ludópatas" recapaciten y tomen el "toro por los cuernos" y pague sea poco, ¡pero paguen!
Lo malo es que el juego de azar es un gran negocio... para pocos. Y en nombre de dar empleos a unos cuantos panameños, están convirtiendo a mi patria en un enorme garito... ¡Eso es una calladada!