VARIEDADES


El crimen perfecto

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Max Haines

Edmund Duff era un funcionario del estado retirado. El y su esposa, Grace, vivían en una casa grande. Aunque la pensión de Edmund no era excesivamente generosa, les permitía a los Duff vivir de un modo agradable. Los Duff tenían tres hijos, John, de 14 años, Mary de 12 y una niña pequeña. La sirvienta Amy Clark completaba a los habitantes de la casa.

El jueves 26 de abril de 1928 , Edmund volvió de un viaje de pesca con un viejo amigo. Grace lo recibió. Edmund no se sentía bien. Nada serio, fíjense. Sólo se quejaba de sentirse afiebrado. Grace insistió en que llamaran al médico de la familia, Dr. Robert Elwell. Ella lo llamó precisamente a las 7:00 p.m. Mientras tanto, Amy Clark le servía una comida caliente a Edmund, completada con una botella de cerveza. Edmund apenas tocó la comida, pero consumió la cerveza.

Una hora después de haber sido llamado, el Dr. Elwell apareció y examinó a Edmund. Aunque su paciente ahora se quejaba de un ligero dolor de cabeza y de tener la garganta extremadamente seca, el doctor no pudo encontrar nada serio. Le prescribió aspirina y dejó la residencia de los Duff a las 8:30 de la noche.

Dos horas más tarde, los Duff, quienes dormían en dormitorios separados, se retiraron. Grace dijo más tarde que pensaba que había oído a su esposo vomitar, durante la noche. A la mañana siguiente, Grace le dio a su esposo un poco de té, el cual inmediatamente él vomitó. Ella llamó al Dr. Elwell, pero éste estaba fuera en una visita a domicilio.

Su socio, el Dr. John Binning, llegó a casa de los Duff al mediodía. Examinó a Edmund, asegurando tanto a su paciente como a Grace, que no había de qué preocuparse. Entró y salió de la casa en cinco minutos.

Tan pronto como el doctor se fue, Edmund empeoró, empezó a transpirar profusamente y se quejaba de retortijones de estómago. Binning por rutina visitó a los Duff más tarde ese día. Encontró que su paciente se había deteriorado. El Dr. Binning se fue, pero llamó al Dr. Elwell advirtiéndole que Edmund estaba muy enfermo y podía estarse muriendo.

A un paso de la histeria, Grace llamó al Dr. Binning. Le dijo que Edmund apenas respiraba. Ambos médicos corrieron a la residencia de los Duff. Pero a pesar de sus mejores esfuerzos, Edmund Duff expiró a las 11 de la noche.

Se realizó una autopsia, la que indicó que no había ninguna substancia tóxica en el cuerpo. La muerte fue atribuida a causas naturales y Edmund fue debidamente enterrado. Era sólo natural que la familia de Grace corriera a su lado en un momento de necesidad. Su hermana soltera, Vera y su madre viuda, Violet Sidney, vivían a sólo unos minutos en el 29 de Birdhurst Rise. Ellas empleaban a una mucama-cocinera, la Sra. Kathleen Noakes. Su madre y su hermana visitaron a Grace a menudo durante esos meses solitarios que siguieron a la muerte de Edmund.

Nueve meses después de la inesperada muerte de Edmund, Vera se quejó de fatiga y de un malestar general. El martes 11 de febrero, Vera, su madre y la señora Noakes cenaron juntas como siempre. La comida consistió en sopa de vegetales recalentada, patatas, pescado y budín. Vera y la señora Noakes tomaron sopa, mientras que la señora Sidney se abstuvo. Ambas enfermaron violentamente, vomitando la mayor parte de esa noche.

Grace estaba comprensiblemente preocupada. Llamó al Dr. Elwell, pero nada pareció ayudar. A pesar de los cuidados amorosos de Grace y la atención del doctor, Vera murió el viernes. Su muerte fue atribuida a causas naturales.

La señora Sidney tomó su pérdida muy mal. Ahora vivía sola en una vieja casa, enorme para ella. Le era un pequeño consuelo el que su única hija sobreviviente, Grace, y su hijo, Tom la visitaran todos los días.

Tres semanas después de la muerte de Vera, la señora Sidney se enfermó. Vomitó violentamente, atribuyendo su malestar al Metatone, que le había sido prescrito por el Dr. Elwell. El día que terminó la botella de Metatone, le comentó a Grace que tenía un gusto amargo. Grace, como lo hacía cuando cualquier miembro de la familia se enfermaba, llamó al doctor.

Respondió el Dr. Binning. Estaba atendiendo a la señora Sidney cuando Tom llegó. Cuando éste oyó sobre las quejas de su madre acerca del gusto amargo de la medicina, sugirió que el Dr. Binning se hiciera cargo de la botella vacía y del vaso de vino que su madre usaba para consumir la medicación. Esa noche, Violet Sidney murió.

Una autopsia proveyó resultados mucho más sospechosos que las anteriores en el clan Duff-Sidney. La autopsia reveló rastros de arsénico, el cual se encontró también en la botella de Metatone y el vaso de vino. En un abrir y cerrar de ojos, Scotland Yard fue llamado para el caso.

El cuerpo de Vera fue exhumado. Y se encontró arsénico en sus órganos vitales. El cuerpo de Edmund fue también exhumado y pasó por una segunda autopsia. Esta vez se encontró que todos los órganos revisados contenían arsénico.

Alguien había asesinado a tres personas en menos de un año. ¿Pero quién era el culpable? Los investigadores llegaron a la conclusión que el mismo individuo era el responsable de las tres muertes.

Amy Clark, la sirvienta de los Duff, nunca estuvo en la residencia de los Sidney. Lo mismo para la sirviente de los Sidney, la señora Noakes. Los dos hijos de los Duff, John y Mary, no habían estado presentes durante la enfermedad de su abuela.

Eso nos deja con cuatro personas, el Dr. Elwell, el Dr. Binning, Grace Duff y Tom Sidney, con los medios y la oportunidad de administrar el veneno a las tres víctimas.

El Dr. Elwell tenía una impecable reputación y no tenía motivos razonables para matar. El Dr. Binning, aunque casado, era conocido como un hombre mujeriego. En su momento, hubieron quienes pensaron que podía haber tenido algún interés en Grace, así que se lo podía considerar un sospechoso, si bien es cierto que muy improbable. Tom Sidney no era un fanático de Edmund Duff y podía ganar financieramente con la muerte de su hermana y su madre. Yo le apuesto a Tom 25 a 1.

Eso deja a mi favorita, Grace Duff. Si Grace quería deshacerse de su maridito, pudo muy bien haber aprovechado la oportunidad cuando Edmund volvió de su viaje de pesca quejándose de problemas de estómago. Pudo fácilmente haber puesto arsénico en su cerveza. Grace también tuvo la oportunidad de poner arsénico en la sopa de su hermana y en la medicina de su madre.

Una vez que cometió impunemente el asesinato de su marido, puede haber matado a su hermana y a su madre para acelerar su herencia. Grace se beneficiaba con las tres muertes. Su marido le dejó 2,000 libras, su madre 5,500 y su hermana 2, 000 libras, lo que no era una cantidad insignificante en 1929. Nunca fue sometido nadie a juicio por el Ministerio de los Envenenamientos de Croyden, como llegaron a conocerse los crímenes. El 24 de junio de 1973, Grace Duff murió de causas naturales a la edad de 87 años. ¿Escapó con un triple asesinato?

 

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