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Marcha obrera en Uruguay.  |
El gobierno del presidente Jorge Batlle ingresa hoy domingo en la mitad de su mandato de 60 meses, agobiado por una crisis económica y estancamiento desde 1999, un estado de ánimo social caldeado y una situación en el sistema financiero con interrogantes. Batlle, del Partido Colorado, asumió el 1 de marzo de 2000, y hasta el presente no pudo cumplir sus compromisos. Incluso, prometió un gobierno divertido.
Por el contrario, todo se agravó. Batlle recibió en herencia una serie de males internos y externos. De Argentina le vino un grave brote de fiebre aftosa que paralizó hasta este año las exportaciones de carnes, y de ese país y de Brasil recibió las repercusiones de sus crisis internas que causaron "un contagio" del que Uruguay aún no se repone.
Ante la falta de competitividad en los precios de exportación, el gobierno el 20 de junio reemplazó el sistema de cambios que llevaba 12 años por el libre cambio con bandas de flotación y el peso se devaluó un 40,84%, o 97% con respecto a comienzos de año. Ahora un dólar, la moneda corriente de Uruguay para cualquier transacción, cuesta 30 pesos.
La desesperación cunde entre endeudados en esa moneda, que habían creído en el compromiso del gobierno -formulado en mayo- que no se iba a tocar la política cambiaria.
A esto se suma la crisis en el sistema bancario, con corrupción, dolos, banqueros presos, fuga de depósitos, caída de reservas monetarias y descreimiento generalizado.
Los organismos financieros le tiraron un enorme salvavidas al Uruguay, con créditos por hasta 3.800 millones de dólares, para cubrir las necesidades este y el año próximo. La deuda externa con eso trepa a los 14.000 millones de dólares. |