Los Consorcios Línea Uno -integrado por FCC Construcción y Norberto Odebrecht-, y el Grupo Italiano Metro Panamá, que lo componen Imperigilo, Astaldi y Ghella, y trenes Ansaldo Breda, presentaron ayer sus ofertas para la construcción de la línea 1 del Metro.
No se ha movido una sola piedra en los trabajos de la Línea 1, cuando ya el Presidente de la República, Ricardo Martinelli, dio instrucciones al Secretario Ejecutivo del Metro, Roberto Roy, para que comiencen los trámites para la Línea 2, que conectará a Panamá Este con la capital.
Sin duda que el sistema de transporte en la Ciudad Capital es en extremo deficiente, y una red de trenes subterráneos -bien planificados y correctamente construidos- aliviaría los enormes congestionamientos vehiculares, y mejoraría la calidad de vida de los ciudadanos de Panamá y las afueras.
Pero las últimas dos administraciones nos han dado ejemplos de lo que sucede cuando el apresuramiento -motivado por el interés de obtener puntos políticos- le hace a las obras de infraestructura.
Durante la administración de Mireya Moscoso se "entregó" un segundo puente sobre el Canal de Panamá que no podía transitarse. El gobierno de Martín Torrijos aún no había concluido la Cinta Costera cuando ya se estaba brindando con champaña y develándose la placa conmemorativa.
Un metro supera por mucho la escala de los dos proyectos mencionados. Este gobierno se ha caracterizado por querer abarcar mucho, y ya sabemos lo que sucede con "quien mucho abarca".