Hay adultos que cuando enferman se transforman en niños. Si bien es cierto que cuando uno sufre un malestar con la salud, las condiciones generales desmejoran y los familiares del paciente deben hacer lo posible para su recuperación, el enfermo -lo menos que puede hacer- es poner de su parte. Hay hombres y mujeres hechos y derechos que parecen retornar a la edad infantil, cuando les aqueja un malestar.
Son groseros con los familiares que lo atienden, no siguen las instrucciones de los médicos, no completan el tratamiento que les asignan y tampoco toman las medicinas.El cuerpo es como una máquina que cuando sufre un desperfecto manda señales de alerta de que algo no anda bien. Una persona responsable atiende esos llamados.
Si sufre de esas enfermedades que limitan tu dieta, porqué razón tienes que hartarte como un cerdito a la hora de la comida.
Si el médico te recomienda tomar al menos 8 vasos de agua al día, porqué pasas el día como si vivieras en el desierto de Sarigua; si tienes que hacerte el examen de la próstata, hermano bájate el pantalón, porque es mejor un dedo que una tumba fría. Además debes entender que tu familia y los que te rodean quieren que mejores, entonces no hay cabida para la grosería ni para el comportamiento típico de un bebé.
En verdad a veces hay que llenarse de paciencia para atender a este tipo de pacientes, porque sacan de quicio a cualquiera al no poner de su parte.
Reclaman tu atención, pero cuando le colaboras se comportan de una manera que deja mucho que decir, pero ni modo como dice la canción: "familia es familia y hay que atenderlo".
Si estás enfermo agradece el amor que te dispensan los tuyos que hacen todo lo posible por ayudarte a superar los malos momentos, atiende las instrucciones médicas y así las cosas serán más llevaderas para todos.