El progreso trae consigo muchos sacrificios de personas que son despojadas prácticamente por una decisión del Estado, en un supuesto interés superior, lo cual es viable.
Sin embargo, de todos los perjuicios que se ocasionaron al medio ambiente y al hábitat de las personas, en su mayoría campesinos, el Estado -en una omisión cómplice- no vigila que no se cometan otras violaciones a los derechos personales, de quienes se ven afectados por compañías que, utilizando todos los medios de poder económico, cometen toda clase de abusos utilizando a su favor la propia ley, la fuerza y poder.
Nuestro caso, un humilde campesino, años atrás por todas las razones expresadas, me vi en la obligación de transar con las empresas que llevan a cabo el proyecto Hidroeléctrico de Caizán, lo cual se hizo por cinco y algo de hectáreas, por la vía judicial se me prometió que me iban a dejar el camino de entrada al resto de mis tierras o en su defecto me iban a construir otro con todas las condiciones, no obstante, no solo no cumplieron con lo prometido, sino que en una acción ilegal y de fuerza, comenzaron a cerrarme el camino y derribaron las cercas del resto de mis tierras no negociadas, se me perdió ganado y siembros en casi tres hectáreas, hicieron cercas nuevas y apostaron guardias de seguridad las 24 horas del día.
¿Cómo una empresa que llegó hace unos cuantos años puede ejercer derechos posesorios sin haberlos recibido de sus poseedores o negociados con éstos? Sencillamente por una ocupación violenta de los terrenos. Por eso esta compañía solo espera, agregarlo o solicitar un nuevo título sobre esas tierras mal habidas, es por eso que llevo al conocimiento público, los abusos de los concesionarios y que la comisión de derechos humanos tenga una idea de lo que estamos sufriendo los que luchamos por hacer producir la tierra como medio de aportar al país.
