El Barcelona se clasificó ayer para la fase final de la Liga de Campeones, pese a sufrir en Cracovia la primera derrota de la pretemporada (1-0), ante un Wisla que ya había agotado todas sus opciones de pasar la eliminatoria en el Camp Nou, donde cayó goleado en el partido de ida (4-0).
Los propios polacos habían reconocido durante los días previos al encuentro que el milagro no iba ser posible esta noche, y el equipo azulgrana, consciente de ello, saltó al campo del Wisla justamente con la actitud que Josep Guardiola había advertido en la víspera no quería ver en sus hombres.