Si estás felizmente casado y sufres de cáncer tienes más probabilidades de sobrevivir, o por lo menos esto es lo que asegura un nuevo estudio.
Según la publicación de la revista "Cancer", los pacientes con cáncer que están casados tienen una tasa de supervivencia más alta que los que están solos o divorciados. Mientras que los que están en un proceso de separación tienen peor pronóstico.
Hasta ahora, como señala en su investigación el equipo dirigido por Gwen Sprehn, se había indagado mucho en las diferencias entre estar o no casado. Según diversos trabajos, el matrimonio puede beneficiar a la salud por varios motivos, bien porque las personas casadas tienen una mejor situación económica, mayores redes sociales en las que apoyarse o alguien a su lado que le anima para cumplir mejor las pautas de tratamiento.
Sin embargo, añaden, no se habían estudiado suficientemente bien las diferencias entre las distintas formas de no estar casado: desde la viudedad hasta el divorcio, pasando por la soltería o la separación.
Por eso, los investigadores de la Facultad de Medicina de Indiana (en Indianápolis, EEUU) tomaron los datos de supervivencia a los cinco y 10 años del diagnóstico de la principal base de datos epidemiológica de EEUU, el SEER (siglas de Surveillance Epidemiology and End Results). Tras comparar los datos oncológicos con los del estado civil, los científicos observaron que estar en proceso de separación era el estado que peor afectaba a la supervivencia.
Así, estas personas tenían una supervivencia del 45,5 por ciento y del 36,8 por ciento al cabo de cinco y 10 años, respectivamente. En el otro extremo, las mejores expectativas fueron para los casados (63,3 y 57,5 por ciento) y, en la franja intermedia, se encontraban por este orden los solteros (57,3 y 51,7 por ciento), divorciados (52,4 y 45,6 por ciento) y viudos (47,2 y 40,9 por ciento).
INMUNODEPRIMIDOS
Los investigadores sospechan que el estrés de esa situación provoca cambios en el sistema inmunológico que pueden estar detrás de ese peor pronóstico. "La separación supone un cambio abrupto en el modo de vida y acarrea una incertidumbre sobre el futuro, mientras que los divorciados han establecido ya una especie de equilibrio". Quedarse viudo acarrea un cambio abrupto, pero los supervivientes suelen tener menos ira, uno de los sentimientos que más puede afectar al sistema inmune.