A un costado de la carretera principal que atraviesa la comunidad de Cerro Azul, en el corregimiento de la 24 de Diciembre, existe un sendero boscoso en el que en una especie de precipicio existe una cruz.
El símbolo cristiano recuerda a quien por allí transite, que ese fue el sitio exacto donde el 18 de marzo de 2007, una inocente de ocho años perdió la vida tras ser ultrajada sexualmente y posteriormente asesinada.
Una especie de velo de misterio rodea el sitio, donde muchos de los lugareños no se atreven a internarse, porque hay quienes aseguran que un extraño escalofrío les recorre el cuerpo.
Hasta ese sitio de tristes recuerdos se apersonaron en horas de la mañana de ayer, martes, a petición de la Fiscalía Tercera Superior, los miembros del jurado de conciencia en el juicio que se le sigue a los imputados por el homicidio de la niña Elizabeth Mendoza Segundo.
Uno a uno fueron llegando aproximadamente a las 10:00 de la mañana, los participantes en esa inspección ocular, que según el fiscal Tercero Superior, Leonardo Paul Aparicio, tenía como objetivo que el jurado percibiera en el mismo sitio de los hechos, el tiempo, la distancia y el recorrido que hizo la pequeña y ver el sitio del deceso.
En medio del candente sol del medio día, los cuatro hombres y cuatro mujeres del jurado bajaron en compañía de las autoridades por el boscoso sendero donde se encontró el cadáver de la niña.
Al recorrido se sumó también el sindicado Rolando Morales Villa, quien esposado y bajo custodia de una unidad policial se adentró en el paraje donde estaba el resto de la delegación.
Como era de esperarse, la inspección ocular no sólo atrajo la presencia de los medios de comunicación social, sino también de los lugareños, en cuyas mentes está fresco el recuerdo de aquel 18 de marzo en que una inocente que empezaba la vida tuvo que atravesar por una verdadera pesadilla que a la postre acabó con su vida.
Y mientras la temperatura se elevaba en ese paradisíaco paraje montañoso, se presentaba en el lugar el segundo imputado en ese hecho: el padre de la niña asesinada, Elías Mendoza González.
Mendoza González, con rostro parco y vistiendo una franela roja y pantalón azul, se adentró también en el bosque donde hacía más de 10 minutos que el resto de la comitiva seguía analizando lo ocurrido en el 2007.
EL ULTIMO RECORRIDO
El jurado de conciencia no sólo se limitó a conocer el sitio donde según la vista fiscal se cometió el homicidio, sino que recrearon todo el recorrido desde que la menor salió de su casa aquella mañana rumbo a la abarrotería "Nino" para cumplir con los encargos que le habían hechos sus padres.
DEFENSOR VS DEFENSORA
Pablo Quintero Reyes, defensor de oficio del imputado Rolando Morales Villa, aseguró que si bien su cliente aceptó la responsabilidad de haber cometido un acto lesivo contra la niña al asumir que violó a la misma, no fue el autor del horrendo asesinato.
El letrado responsabilizó de haber cometido el crimen al padre de la niña, Elías Mendoza González, de quien dijo que se dedicaba a "alquilarla" porque pensaba que esa no era su hija.
Sin embargo, esa aseveración fue refutada por la defensa del progenitor de la niña, la licenciada Iris Almendral, quien dijo que Elías Mendoza es inocente y que nunca estuvo en el lugar.
Afirmó que a la contraparte no le queda otra opción que acusar a su cliente de hacer lo que él mismo hizo, y en la audiencia lo probará.
¡JUSTICIA!
Y mientras la inspección ocular llegaba a su fin y el juicio en el Segundo Tribunal de Justicia continuaba, allá en el escondido sendero, una solitaria cruz continuaba recordándole a los que por allí se atrevieran a pasar que existió una vez una niña llamada Elizabeth Mendoza Segundo, cuyos sueños fueron truncados por un hecho criminal cuya responsabilidad aún está por determinarse.