El aumento de la población sobre un espacio físico trae consigo una multiplicidad de necesidades y demandas a veces insatisfechas, lo que hace obligante una planificación y ordenamiento del territorio.
De la ausencia o posposición de una herramienta de planificación urbana, surgen improvisaciones en la construcción de una ciudad que con el paso del tiempo hacen más onerosas y tardías las soluciones a las reclamaciones que plantea la sociedad.
En buena hora se ha procedido a la creación del Viceministerio de Ordenamiento Territorial adjunto al Ministerio de Vivienda.
Frente a los nuevos retos del desarrollo inmobiliario, comercial y turístico, se requiere dar a esta iniciativa los recursos con los cuales se hagan realidad las tareas planteadas en tan oportuna legislación.
La recién creada institución estará compuesta por cinco Direcciones que actuarán en diferentes ramas y presenta un marco de coordinación interinstitucional abarcador con las otras dependencias públicas y privadas.
Dos aspectos sobresalientes que trae consigo dicha ley se refieren a la orientación de la inversión pública que sirve de marco facilitador al sector privado en sus planes de expansión y a la reactivación del papel de las municipalidades en la toma de decisiones sobre el desarrollo del territorio bajo su jurisdicción.
Igual que la Ley 6 de 2006 sobre urbanismo, en su contenido se hace mención a la ejecución de planes nacionales, regionales, locales y parciales de ordenamiento territorial.
Ojalá una iniciativa gubernamental como la que aquí destacamos contribuya de la misma manera a reducir los daños que estamos causando los humanos al medio ambiente que nos rodea.