En este mundo no hay nada seguro, por ello debemos enseñar a nuestros hijos la importancia de ayudar aquellos de se encuentran en situaciones difíciles. Por ello conoceremos a cinco Súper amigos de Fanlyc.
UNA FAMILIA UNIDA
Patricia Rogers, de 14 años; Gabriela de 13 y María Fernanda, de 8 años son tres hermanas que se han unido para ser felices a los niños de Fanlyc.
La historia de estas hermanas empezó hace cuatro años cuando la pequeña María Fernanda fue diagnosticada con cáncer. Fueron momentos de tristeza pues como nos cuentan las chicas, sus padres pasaban gran parte del tiempo con su convaleciente hermana, incluso en fechas especiales como Navidad.
"A los hermanos les aconsejo que apoyen a sus hermanitos, que les digan que son especiales, que son buenos niños y les ayuden a subirle la autoestima ya que cuando ellos tienen esa enfermedad se le baja y se pone triste", Patricia.
Gabriela asegura que sus padres la apoyan y se sienten muy orgullosos de su labor. incluso sus compañeros de escuela le dan ideas para decir en las reuniones y jugar con los niños.
"Que nunca se rinda, que con el tiempo pueden superar la enfermedad. Los hermanos debemos ser solidarios con nuestros familiares. No lo excluyan. Apóyenlos y jueguen con ello, háganlos sentir importantes.
Incluso la recuperada María Fernanda, juega con sus nuevos amigos de la fundación, les da esperanza de que se pueden recuperar y se divierte en las rondas.
LO MAXIMO
Julio Altafulla es otro de los voluntarios. Desde el año pasado dedica sus vacaciones y tiempo libre a compartir con los niños que padecen de Leucemia y Cáncer. "Me siento bien ayudando a otros niños. Cuando vengo a la fundación los ayudo y me divierto jugando nintendo y compartiendo con mis nuevos amigos", Afirma Julio José.
Sus padres son los principales alentadores de estos niños quienes le han inculcado al niño el deber de ayudar a otras personas.
"Si le gusta ayudar y les hace feliz, intégrense a la fundación porque es lo mismo.
SENTIMIENTO HERMOSO
Los niños no se quieren dejar y Juan David Montenegro es otro de los integrantes de este proyecto. "Decidí ser voluntario porque me enteré de esta fundación y me pareció bueno ayudar a otras personas" afirma el pequeño.
Este niño asiste a la fundación cada vez que le queda tiempo, entre sus obligaciones en la escuela y su vida familiar. "Trato de jugar con los niños. Me gusta estar con ellos en cualquier lugar", afirma el pequeños.
"Les digo a los niños de todo Panamá que se unan, que esto es algo bueno, divertido y entretenido. Además el sentimiento de que pueden ayudar a otros es muy hermoso" agrega el pequeño.