La intensa lluvia no impidió el homenaje a Irving Saladino, quien fue recibido como un verdadero rey en Colón.
El campeón mundial y olímpico del salto largo no podía creer lo que veía.
La cantidad de gente que salió a homenajearlo, a pesar del fuerte aguacero que cayó en la provincia, fue impresionante.
Irving Saladino recorrió la ciudad de Colón en una caravana a bordo de un carro bomba del Cuerpo de Bomberos, donde mostraba la medalla Olímpica de oro de 24 quilates.
Miles de personas llenaron el Estadio Roberto Mariano Bula y en medio del trabajo periodístico de la prensa escrita y televisiva y ante el temor de que pudiera desplomarse la tarima, Saladino decía: "la tarima se puede caer", por lo que no subió a la misma.
En el acto se le entregaron varios pergaminos de reconocimiento, entre ellos: las Llaves de la Ciudad de Colón, la Orden del Ave Fénix, certificado del Círculo de Periodistas de la Zona Libre, entre otros.
El mal tiempo que reinaba en Colón tumbó los globos que adornaban el estadio, sin embargo, el clima permitió que continuara el evento.
Irving Saladino agradeció la invitación que le hiciera la población del interior del país y dijo que esperaba la llamada de alguna organización para ir a celebrar con el resto del país su logro.
Para los colonenses, la lluvia fue una bendición de Dios y del Cristo Nazareno, a quien Irving le rendirá devoción y agradecimiento mañana por haber escuchado sus plegarias, las de su familia y las de todos los panameños, para obtener la medalla de oro en salto largo en la Olimpiadas de Beijing 2008, en China.
Como ya se había anunciado, Saladino visitará este domingo la Iglesia de San Felipe de Portobelo para agradecerle como fiel devoto al Cristo Negro, o mejor conocido como El Nazareno por el logro alcanzado en los Juegos Olímpicos de Beijing, donde se colgó de la presea dorada en el cuello en el salto de longitud como un registro de 8.34 metros.
Era esta medalla la que faltaba en los títulos de Saladino, número uno en el ranking mundial del salto largo.
Los actos de ayer en Colón empezaron en la mañana y la lluvia no fue impedimento para que el público, entre ellos niños, mujeres, hombres y ancianos saliera a saludar y a felicitar al campeón olímpico.