Ted (Anthony Hopkins) lo prepara todo. Confirma sus sospechas sobre la infidelidad de Jennifer (Embeth Davidtz), su esposa, y logra identificar al amante, Rob (Billy Burke), un policía que no sabe mucho de su amada, excepto que es casada y disfruta de sus encuentros sexuales.
Cuando Ted decide acabar con toda la farsa, le dispara su esposa. Llega la policía y Rob se da cuenta que la víctima es su amada, y Ted, confiesa el crimen. La historia llega a los tribunales y Ted convierte su acción en la oportunidad de salir libre de toda culpa pues ha planificado un crimen perfecto.
Llega a la corte y prefiere defenderse sin asistencia legal, así que el fiscal Beachum (Ryan Gosling) atiende el caso, el último de su carrera en el gobierno, pues se cambia de tolda hacia la asistencia legal privada en una firma de prestigio.
Estos elementos son contados en los primeros quince minutos de película. Del resto se encarga el director Gregory Hoblit (La raíz del miedo, Poseídos) para acercarnos a un drama legal muy dinámico, muy a su estilo, cuyo peso recae en los protagónicos, un Hopkins vistiendo un traje a la medida y un Gosling demostrando que es un actor que sabe escoger sus papeles.
Aunque los roles secundarios son en algunos casos intrascendentes (lástima por el bombonazo de Rosamund Pike), el ritmo narrativo de esta cinta hace que la trama sea llevadera y mantenga el suspenso debido. Calificación: 3.7