"El sauna es una terapia en la que se utiliza el vapor de plantas medicinales hervidas para el alivio de malestares físicos y mentales", manifiesta Claudia Vargas, cosmetóloga del Centro de Estética Magabar.
Dependiendo del tratamiento y las necesidades que tenga el paciente, se puede utilizar manzanilla, romero o albahaca. Aunque el más utilizado es el eucalipto, que se maneja para despejar las vías respiratorias (sinusitis) al dilatar los bronquios y regular el sistema circulatorio.
"Una sauna no derrite grasa, su función es desintoxicar el cuerpo a través de la transpiración; produce endorfinas, libera los poros (acné) y relaja los músculos atrofiados por el estrés o por exceso de entrenamiento en el gimnasio", afirma la especialista. Razón tenían los vikingos cuando utilizaban este tratamiento para evaporar hasta la ira.
Por si fuera poco, una buena sección de sauna semanal sirve para tonificar el sistema cardiovascular, ya que el calor dilata los vasos capilares, regula la presión sanguínea e incrementa el ritmo cardiaco.
El sauna ayuda a aliviar los dolores articulares, pues un cuerpo caliente es menos sensible al dolor y alivia las molestias. Es una muy buena terapia contra la artritis y los problemas en las articulaciones.
Debido a que el calor dilata los vasos capilares de la piel para mantener la presión sanguínea, que en un principio tiende a disminuir, o el ritmo cardiaco aumenta hasta multiplicarse por dos y hasta por tres y que al mismo tiempo se incrementa la circulación en la superficie de la piel, "es preferible que las personas que sufren de presión sanguínea alta o baja no se sometan a este tratamiento", asegura María Cristina García, cosmetóloga.
Todo ello supone una sensación de descanso y relajación, en la que radica el efecto antiestrés de la sauna.
A SU DEBIDO TIEMPO
Si te vas a realizar este tratamiento por primera vez, procura hacer una exfoliación previa para liberar los poros de impurezas.
Antes de abandonar la cabina, siéntese con los pies colgando en el banco para que la circulación se adapte de nuevo a la posición vertical. Levántese pausadamente.
Después del sauna es recomendable que se duche con agua fría (si la presión sanguínea es alta, agua templada). Un baño en agua fría hará reaccionar a los vasos sanguíneos y aumentará la presión arterial.