EDITORIAL
Cavernaria reforma sobre las horas extras
Denuncia del Frente Pro
Democracia señala que el actual mando perredista considera reformar
el artículo 50 del Código de Trabajo, privando a las labores
extraordinarias de los recargos, y de esa manera cancelar una conquista
gremial histórica para incorporar predicados patronales de obsolescencia
e injusticia social.
Las regulaciones legales sobre el trabajo extraordinario buscan limitar
las horas en cantidad y hacerlas financieramente onerosas al empleador,
con miras a preservar la salud del laborante y proporcionar compensación
al desgaste producido por ellas.
La peregrina argumentación que sustenta la contradictora y aberrante
medida legal asienta en que con ella se estimulará el empleo, permitiendo
crear adicionales puestos de trabajo; lo cual es insostenible, dado que
los resultados materiales que se alcanzarán con ello será
que el patrono mantendrá extendidas las jornadas, sin pagar los sobrecargos
de ley y sin adicionar trabajadores nuevos. En síntesis, normalizar
la explotación.
Los controles administrativos del Trabajo en Panamá son endebles;
múltiples son las denuncias por abusos patronales donde las normativas
vigentes son ignoradas, en violación flagrante de sus propósitos;
realidad que agravará la modificación del artículo
50 en consideración.
Los voceos gubernativos de consagrar excepciones a la aplicación
de las vigentes normas laborales para permitir inversiones fabriles y productivas
en Panamá, como las aplicadas en Fuerte Espinar, Colón, han
devenido en frustraciones crecientes, cuando ningún resultado sensitivo,
de importancia mercantil y financiera, se ha instalado allá.
Las conceptualizaciones del pasado, cuando el capitalismo salvaje irrumpió
en el mundo económico alejando a los pobladores de las instancias
agrarias, concentrando masas de laborantes en centros fabriles, uniformes
y deshumanizados que institucionalizó la expoliación humana
con jornadas de largos períodos, en condiciones sanitarias empobrecidas
y salarios de hambre, son hoy recuerdos académicos; por ello, pretender
dar marcha atrás a la Historia es un equívoco que traerá
consecuencias graves en el vivir cotidiano de los panameños, de persistir
la aberrante propuesta.
Los resultados de las medidas aperturistas, globalizadoras, adoptadas
con precipitud, sin permitir acomodos de reconversión productiva,
sirven para empobrecer la sociedad panameña, abriendo más
la brecha entre los abandonados de la fortuna y los beneficiarios de cúspide
del poder y las riquezas; persistir en la implantación de reformas
a contrapelo de la realidad nativa es yerro que reclama rectificaciones,
medidas de justiciero signo; las personas son seres humanos; no modelos,
ni cifras frías; así lo debemos entender, si pretendemos encaminar
el vivir nacional por senderos de paz, pan y felicidad.


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AYER GRAFICO |
Noriega representa al gobierno durante inundaciones de 1969 en Bocas del
Toro. |


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