Cuando la Ley No. 24 del 7 de junio de 1995 en su Artículo 1 menciona "que la vida silvestre es parte del patrimonio natural de Panamá y declara de dominio público su protección..." no significa que podamos capturar (o comprar) cualquier animal silvestre y llevarlo a vivir a nuestras casas para cuidarlo, jugar con él o para que nos haga compañía.
En días pasados, los panameños fueron sorprendidos cuando nuestra entidad ambiental hizo un llamado a la ciudadanía para que llevaran a censar a los animales silvestres que se tuvieran como mascotas. Éstos incluían a pericos, loros, guacamayas, tucanes, iguanas, ñeques y venados.
Lo más sano y recomendable es que sus mascotas sean perros y gatos, pues si se enferman, puede llevarlos a un veterinario, ya que casi no hay veterinarios de vida silvestre. Si a usted le toca cuidar y atender a una de las especies silvestres aquí mencionadas, le recomendamos documentarse sobre sus requerimientos alimenticios, su comportamiento natural y sus costumbres.
Me ha tocado ver a pericos y loros comer macarrones o tomar café, he visto búhos en jaulas a plena luz del día, monos y ardillas con correa y cadena como si fueran perros, y ni hablar de las jaulas de reducido tamaño. Los animales mal atendidos se enferman, se estresan y su comportamiento puede cambiar a tal punto que pueden tornarse agresivos con sus dueños.
Cada persona es custodio y responsable por la vida de ese animal. Nuestras últimas recomendaciones son: No compre animales silvestres, así no propiciará el saqueo de animales jóvenes, o nidos y huevos de aves en estado silvestre. Regístrelos en la ANAM, pues los datos de este censo pueden ayudar a muchas investigaciones, siempre y cuando se sepa el lugar de procedencia de los animales.
Créanme, los animales silvestres son más felices en sus ambientes naturales y Panamá cuenta con muchas áreas protegidas muy cerca de la ciudad en donde podríamos disfrutar y conocer a muchas de estas especies que se encuentran en peligro de extinción.