El uso de tatuajes y "piercings", en otros tiempos señal de delincuencia y marginalidad, se extiende entre los jóvenes de América Latina pero moviliza a las autoridades a impulsar su prohibición para evitar el contagio de enfermedades infecciosas.
Aretes en las cejas, la nariz, el ombligo o hasta en los pezones, combinados con tatuajes en los brazos, la espalda o el bajo vientre ya son parte del cuerpo de los adolescentes latinoamericanos, que pueden recibir multas de hasta 1,000 dólares.
México, Chile y Uruguay son algunos de los países de la región que adoptaron leyes que prohíben los tatuajes decorativos a menores de 18 años, salvo que cuenten con la autorización explícita de sus padres.
A pesar de que algunos países condenan a los menores que optan por los tatuajes, los jóvenes están decididos a continuar con esta tendencia que les recordará por el resto de su vida que pertenecieron a la época en que los tatuajes estaban de moda.