El primero que comparó una mujer con una rosa fue un genio. El segundo fue un tonto. Y el tercero fue aún más tonto.
Yo las prefiero comparar con pan (vida), con mar (grandeza), con luz (ilusión) y con un gol (la razón de ser del juego y del alma).
Todas son palabras cortas... de tres letras, pero que encierran un gran significado, una forma de ver el mundo que nos rodea.
Las mujeres son la razón de ser de la vida. Por eso, tratando de ser lo más elegante posible, me parecen como un gol de alta jerarquía.
No faltará la dama que no le guste la comparación. Pero si nos referimos al mismo deporte fútbol, donde el gol es la razón máxima de ser, sin éste no hay alegría, no hay vida.
Sin el gol todo es aburrido, es hasta absurdo el juego, no tiene el más mínimo sentido. El gol es el rayo de sol que convierte las sonrisas en un rostro.
Por eso Panamá tiene que salir este 18 de agosto a marcar. Para darle alegrías a este pueblo (sobre todo a las fanáticas).
Una mujer es capaz de hacer llorar a un hombre, o todo lo contrario, transformar su soledad en la más hermosa de las alegrías.
Así mismo un gol, hace que el rival, lamentablemente para su fortuna, llore y sufra desencantos, desilusiones.
Y que el país entero, que sigue a un equipo, sea feliz, tenga esa esperanza de poder disfrutar un bello momento y recuerdo que se llevará para la eternidad.
Ir a un mundial, es para mí, como casarse con la chica más hermosa (física e intelectualmente hablando) que a uno en la vida le haya gustado.
Se trata de amor puro. Ir a un mundial, más para nosotros que nunca hemos ido, es cumplir el más grande de los sueños.
Un sueño que arranca este 18 de agosto. Hoy parten los muchachos hacia este difícil compromiso.
Pero confiamos en los buenos resultados. Por lo menos espero ver ganar a mi equipo y poder compartirlo con una chica.
Así cuando anotemos y ganemos, tendré la excusa perfecta para mirarla a los ojos y de la alegría poder robarle, si el momento lo permite algo más que una sonrisa...