Hay hombres que sólo con verlos acaparan las miradas. Otros, que necesitan ser escuchados para llamar la atención.
Ricardo Velásquez ("Richie" para sus familiares y amigos) además de bien plantado, tiene una voz de oro que le ha abierto las puertas en España y a no dudarlo lo colocará en los mejores escenarios del mundo.
Este cantante de ópera (Barítono Alto) de 31 años de edad, quien ha tenido la oportunidad de tener como maestro al tenor Plácido Domingo es orgullosamente panameño.
Mostró su talento y apreciación por la música desde temprana edad. Pero no fue hasta el 2003 que comenzó a tomar clases privadas con la Soprano americana Betty Phillips, gracias al apoyo del empresario panameño Juan Carlos Tapia y la Fundación Bel Canto.
El año siguiente, 2004, marcó la vida personal y profesional de Ricardo, quien cursaba en ese entonces el V año de Medicina, carrera que ama. Pero, tenía que tomar una decisión. No podía tener amores divididos. Habría de elegir entre sus dos pasiones. Se impuso el canto.
TIEMPO EN LA MUSICA
En octubre próximo cumplirá cuatro años desde que viajó a Barcelona para una audición con el maestro Eduard Gimenez (Gran Tenor Catalán). Su estadía estaba programada para quince días. Afortunadamente, para él, para Panamá y para la música, tras escucharlo, Gimenez decidió que el joven panameño tenía talento para el canto. Lo preparó para que audicionara en el Conservatorio del Liceu de Barcelona, donde fue aceptado. Desde entonces recibe su formación lírica en esta institución, bajo la guía del propio Gimenez y María Soler.
Como lo ha hecho los últimos tres años, el hijo mayor de Marilú y Ricardo Velásquez, vuelve a la patria para ofrecer el concierto "Ópera Joven", el 20 de agosto a las 7: 30 p.m. en el Teatro Nacional, a beneficio de la Fundación Amaneceres.
Esta es su forma de ir plantando la semilla. Él sueña con que un día no muy lejano, se pueda hablar en Panamá de la Ópera. No de manera esporádica, sino como tema cultural que esté en la agenda cotidiana del panameño. Como suele suceder hoy en Europa, en que hasta hay temporadas de Ópera para la niñez.
MAS ALLA DE LA MUSICA
¿Cómo vive?, ¿qué come?, ¿qué hace, además de cantar, Ricardo?, son quizás preguntas que se harán las chicas cuando ven al apuesto joven.
Nuestro interlocutor se ocupa de ponernos al tanto de que la agenda suya tiene en primer lugar al canto. Sí, pero, eso no quiere decir que sólo escuche Ópera y música clásica. Todos los días escucha música variada. Mucha.
También un espacio especial lo reserva para su novia Miriam, quien es abogada y una de sus principales fans.
No deja de ser importante en la vida del Barítono jugar y pasar un rato con Tosca, una Jack Russell que de tosca no tiene nada, pues además de ser una hermosa perra es muy cariñosa.
En cuanto a comida, Ricardo adora las pastas y la carne. No abusa ni de la salsa de tomate (que puede causarle reflujo ni de la leche). Además, tal como nos dijo, "me lo paso huyéndole al humo y al alcohol".
Ahora bien, tener las defensas altas es prioritario para un cantante de Ópera. Hay una agenda, compromisos que respetar. No se puede dar el lujo de decir: "hoy no canto porque estoy disfónico". Así que, como él sabe de esto y tiene que estar listo para toda oportunidad que le sonría, entonces se cuida mucho de alimentarse sanamente, beber bastante agua y descansar suficiente. Mínimo diez horas. Y no piensen que es dormilón. Cuando lo escuchen el 19 y 20 de agosto en el Teatro Nacional ya dirán ¡Bendito Dios, qué voz y qué pinta se manda el librano este!
