Nos encontramos en época de olimpiadas y una de las disciplinas donde Panamá tiene representación es la esgrima. Una disciplina tan antigua como todas las demás ramas deportivas, y sin lugar a dudas, es un deporte caballeroso y noble, que en todas las naciones adelantadas es estudiada, cultivada, enseñada y preferida. ¿Por qué se la prefiere? Con el ejercicio aplicado, el esgrimista desenvuelve una fuerza elástica coordinada y ágil.
Desarrolla moderadamente todos y cada uno de los puntos musculares que intervienen en la acción, para lograr más tarde elegancia, donaire, prudencia, sangre fría y coraje. La esgrima como deporte es escuela de voluntad e influye poderosamente en la formación de la personalidad.
Al hablar del aspecto físico de la esgrima, tomaré como base una posición conocida, la de Guardia, que predispone atención y concentración, ambas actitudes para atacar o defenderse. El tronco, los miembros superiores e inferiores entran en actividad, la columna vertebral queda perfectamente rectilínea, los músculos del cuello son también ejercitados por el movimiento de rotación de la cabeza.
Entre los múltiples aspectos emotivos, la esgrima desarrolla en grado máximo el sentido de equilibrio de las propias fuerzas para distribuirlas proporcional y certeramente hasta alcanzar el máximo de provecho con un mínimo de desgaste de energías.
Al valor físico se agregan todos los movimientos múltiples y la atracción de las combinaciones intelectuales. El cerebro participa de la acción: la esgrima no solamente es un ejercicio, sino más bien un estimulante de las fuerzas intelectuales. El esgrimista evalúa en segundos la situación con claridad, rapidez y precisión. En el asalto el alumno se acostumbra al rápido estudio mental entre el pensamiento y la acción, entre la reflexión y el cálculo para intuir lo que planea el adversario para adelantársele y vencerlo. De allí que las armas accionan rápidamente, pasando después a un irresistible accionar de variadas fases de ataques, fintas, paradas y respuestas, llegando como conclusión al imparable y certero toque.