¿Quién ora por la comida? ¿Quién ora por la salud? ¿Quién lo hace por sus hijos? Quizás una inmensa mayoría de panameños se arrodille a dar gracias por lo que come y por la salud de sus hijos, pero ¿quién ora por su trabajo? Son muy pocos los que toman un tiempo para conversar con Dios y hablarle de las cosas que le ocurren el trabajo, pero deberíamos tener más tiempo de hacerlo, pues es Él el único amigo que puede entender nuestras frustraciones.
Si usted no sabe cómo hacerlo, lo invitamos a hacer la siguiente oración:
Señor, hoy quiero darte gracias por mi trabajo, fuente de grandes bienes y gratas realizaciones.
Dame, Dios mío, el don de superar en mi labor los problemas, soportar las contrariedades y gozar de esa calma que ofrece la paciencia.
Gracias Señor, por mi trabajo, el cual me permite desarrollar mis capacidades y dar buen fruto con los talentos.
Mi trabajo me hace madurar, me impide sumirme en el sopor de la pasividad y me vuelve dinámico.
Mi trabajo es el campo que se me brinda para ser creativo, solidario, generoso y para dar lo mucho que he recibido.
Gracias, Oh Dios, por mi trabajo. Si laboro con entusiasmo, lo difícil se torna fácil y lo pesado se hace ligero.
Cuando trabajo con amor alcanzo metas que creía imposibles y gracias a mi esfuerzo hay más sonrisas y más paz.
Haz, Señor, que hoy no haga mi trabajo más fatigoso con las quejas y el mal genio, sino que, al contrario, tome mi labor como un servicio y una oportunidad de hacer el bien.
Si usted oró de corazón, de seguro Dios lo llenaría de sabiduría para estar en armonía con sus compañeros y con sus compañeros, sean estos de otros departamentos y con nuestros clientes.