En sus primeros siete días de rodaje los Panamericanos ofrecieron un festival de contradicciones a nivel organizativo, algunas de las cuales perjudicaron a los atletas, aunque la gran mayoría de los inconvenientes cayeron sobre la prensa, incomprendida por la seguridad que rodea la justa y huérfana de instalaciones especiales en los estadios.
A medida que los días fueron pasando los problemas se fueron solucionando, a punto tal que de la inexistencia el servicio de resultados pasó a un correcto suministro de datos.
Las competencias en sí mismas contribuyeron a dejar de lado el aspecto negativo.
A siete días de la inauguración el aperitivo fue servido. Con el atletismo en pleno desarrolo, la natación en ciernes y los torneos por equipos cerca de la definición, el resto de la comida está casi lista. |