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Los opositores están dispuestos a todo. FotoAP  |
La Armada estadounidense reanudó ayer lunes sus maniobras bélicas en Vieques, en lo que se prevé serán 68 horas continuas de cañonazos y bombardeos sobre la isla puertorriqueña. El grupo de batalla USS Theodore Roosevelt está de maniobras en Vieques, al sudeste de Puerto Rico, desde el pasado jueves, cuatro días después de un referendo en el que el 70 por ciento de los viequenses expresó que quiere que la Marina se retire de la isla.
La Armada utiliza la isla desde hace 61 años como campo de tiro y de experimentos militares, pese a la oposición de sus residentes, quienes achacan a la milicia los altos índices de cáncer, mortalidad infantil y enfermedades que se registran en el área.
A partir de la madrugada de ayer (08.00 GMT), y hasta la medianoche del miércoles (04.00 GMT), las maniobras se extenderán por largos períodos con ejercicios simultáneos por aire, mar y tierra, y desembarco de tropas, que en esta sesión de ejercicios podrían llegar a mil.
Hasta el sábado se habían realizado los entrenamientos de manera fragmentada, desde barcos o aviones que disparaban sus municiones hacia el polígono de tiro localizado al este de la isla municipio. Mientras, decenas de oponentes continúan penetrando en la zona restringida a los civiles, y hasta la tarde del domingo 53 personas habían entrado al polígono de tiro y 36 fueron detenidas. El resto se mantiene dentro de la zona, y su propósito es interrumpir los bombardeos lanzando bengalas o paseándose por el polígono.
Más de un millar de personas han sido detenidas en la campaña de desobediencia civil, y muchas de ellas han sido juzgadas y condenadas hasta a cuatro meses de cárcel por los tribunales estadounidenses por penetrar sin autorización en la instalación militar.
Durante el pasado fin de semana tres jóvenes resultaron heridos en las protestas, entre ellos un fotógrafo de la agencia Associated Press, a quien los militares estadounidenses dispararon una bala de caucho, y un joven puertorriqueño, que recibió una pedrada en la cabeza que presenciaron policías puertorriqueños. |