Pocos eventos de la historia contemporánea han sido tan cuestionados y decisivos como lo fue la caída de las bombas atómicas en Japón, que forzó a su rendición en 1945.
En agosto de ese año, la Segunda Guerra Mundial tocaba a su fin y las tropas aliadas, sobre todo las de Estados Unidos, se enfocaban en preparar una invasión militar hacia las islas metropolitanas niponas.
DESTELLO MISTERIOSO
En Okinawa, los pescadores que volvieron a sus hogares tras la larga batalla por el control de esta isla, comenzaban su jornada de trabajo, aquel 6 de agosto de 1945.
Pasada las 8 de la mañana, cuando salían los barcos, un extraño fenómeno surcó los cielos de Okinawa. Nozomi Shimabukuro, una amiga japonesa que conocimos en el 2001 en un viaje por Asia, nos comenta lo que sus abuelos vieron ese día.
"Mi abuela y otros pescadores de Naha vieron esa mañana un destello extraño en el cielo. Poco después, descubrieron que habían destruido a Hiroshima", dijo.
Hace dos años, Nozomi visitó Hiroshima. La urbe renació de las cenizas. La japonesa me señaló que los sobrevivientes mantienen la lucha contra las armas nucleares.
"¿Quién se compara a la experiencia de la gente de Hiroshima para describir el horror?", nos advirtió Nozomi, que ahora vive en EE.UU.
FUEGO DEL CIELO
A primeras horas del 6 de agosto de 1945, la ciudad industrial y portuaria de Hiroshima, en la isla de Hondo, la mayor del archipiélago japonés, comenzaba a animarse. Después de las 8: 00, los japoneses detectaron tres aviones de EE.UU. que se aproximaban a Hiroshima.
Segundos después de las 8: 15, dos de los aviones efectuaron evoluciones descendentes cerradas. Al girar, un avión dejó caer tres paracaídas de los que pendía equipo para registrar la explosión; el otro lanzó una bomba atómica preparada para detonar a 560 metros de altura.
La bomba estalló en un brillante destello, seguido de una bola de fuego tan intensa que redujo a cenizas a miles de personas cerca del centro de Hiroshima y produjo quemaduras a otras situadas en un radio de hasta 4 kilómetros de distancia.
Hiroshima quedó arrasada. Gotas condensadas de la nube en forma de hongo que se alzaba a 15, 000 metros descendían en forma de llovizna negra y gracienta.
INFIERNO
Los habitantes de las ciudades cercanas describieron a los quemados, vivos y muertos, como seres que no parecían humanos, que exhibían carne Viva, Crítica en Línea y ennegrecida, sin pelo.
Finalmente, cuantos se habían dirigido hacia los ríos y parques huyendo de las llamas se vieron atrapados por el gran "viento de fuego" que barrió el centro de la ciudad, desgajando árboles y provocando enormes olas en los ríos, que ahogaron a muchos de los que habían buscado refugio en el agua.
DESARME NUCLEAR TOTAL
En la actualidad, el Gobierno de Japón ha sido enfático en exigir a la comunidad internacional la necesidad de destruir todas las armas nucleares del mundo, para prevenir otros "Hiroshimas".
Para el Agregado Cultural de Japón, Jun Yoshinaga, esta postura incluso ha sido expuesta en las aspiraciones de Tokio de entrar en el Consejo de Seguridad de la ONU.
"La gente en Japón piensa que fue un acontencimiento muy grave e histórico. Por eso, hay que eliminar las armas nucleares de este mundo. Japón siempre ha tenido la iniciativa de hacer reducción de tales armas y su futura abolición total", dijo.
MAL PRECEDENTE
En su edición de agosto, National Geographic vuelve a insistir en el peligro de la utilización de armas nucleares. El periodista Richard Rhodes destacó en su nota que hay 27, 550 bombas nucleares activas.
Según Rhodes, las "maletas bomba" son las más peligrosas, ya que tienen el poder de 0.1 kilotones.
"Pueden ser lanzadas desde un camión o un barco. Son fáciles de esconder", resaltó.
Como vemos, todavía la sombra del hongo atómico surgiendo sobre Hiroshima amenaza con envolvernos, 60 años después de aquel ataque.
BALANCE DE VICTIMAS
En Hiroshima y Nagasaki 160 mil muertos
En el bombardeo atómico a Hiroshima, unas 100,000 personas murieron y otras 60,000 perecieron en el ataque a Nagasaki, ocurrido tres días después.