De origen humilde como casi todos los jinetes, Ezequiel Eduardo Castro Valdés se ha abierto camino en el arte de montar caballos de carreras al mejor estilo panameño.
El "Golden Boy" de la hípica ha reafirmado aquella frase que le ha dado la vuelta al planeta: "Panamá cuna de los mejores jinetes del mundo".
Castro, un joven que a pesar de contar con sólo 19 años aparenta más, no por su físico, sino por su madurez, temperamento y tranquilidad. La vida le sonríe a Castro en este momento, encabeza la estadística de jinetes en el hipódromo de Calder con 77 ganadores y cosechó el codiciado premio Eclipse de la hípica norteamericana, como mejor jinete aprendiz en la temporada 2003.
Cuando abandonó la escuela para ser jinete, quizás presentía que en esta actividad estaba su futuro. "Me gustaba la hípica desde pequeño... montaba caballos en una finca en Darién... luego dejé la escuela para ser jinete". Eddie es un chico humilde, con ilusiones como la de cualquier joven de su edad.
"Cuando no monto me gusta ir a la playa, pasar el rato con mis amigos, y hacer otra actividad deportiva", comentó.
Sobre la gran temporada que realiza en Estados Unidos, expresó que "he tenido un buen año a pesar de que salte de aprendiz a profesional".
Las oportunidades y los grandes premios parecen perseguir a Castro. "Ya he montado en grandes premios... la mayor bolsa que he logrado fue una carrera de B.250,000.00", manifestó.