Los orates y delincuentes se dedican a provocar problemas en Colón y lo más preocupante es que no hay autoridad que les ponga un alto, más ahora que se dan a la tarea de llevarse las tapas del sistema de alcantarillado.
Sobre la situación algunos moradores han señalado que no se trata únicamente de los orates, ya que personas con autos se dan a la tarea de llevarse los pesados objetos.
Esta es sólo una muestra de la labor delictiva que llevan adelante estos sujetos que para vender el metal cargan con las tapas, dejando orificios que provocan accidentes en los vehículos, incluso a los transeúntes quienes pueden caer en el sistema de alcantarillado.
La situación se observa a menudo en las calles de Colón, en este caso específico se trata de la calle 7 entre Herrera y Bolívar camino a la Caja de Ahorros, donde algunos moradores han colocado una plancha para alertar a quienes pasan.
Sin embargo en horas de la noche quienes no han podido ver a tiempo han chocado con la plancha, poniendo en peligro la vida de los que transitan por el sector.
Lo peor no es solo el hurto de las tapas, sino que las empresas que reciclan o compran el metal no se miden para realizar negocios con quienes las hurtan. Lo más preocupante es que aún no hay autoridad que le ponga el cascabel al gato.
Los colonenses se preguntan ¿quién les permite a estos empresarios comprar metales que son hurtados, tienen licencia para comprar algo ilícito?
En la Costa Atlántica los delincuentes hurtan todo lo que encuentran a su paso, siempre que les represente una entrada, dejan los edificios sin cajas de electricidad porque se las llevan, dejan barriadas incomunicadas al llevarse las fibras ópticas que sirven para comunicarse por teléfono y actualmente se dedican a romper los vidrios de las ventanas de los carros para llevarse lo que encuentren.