La presidenta Mireya Moscoso sancionó la ley que permite la creación de tres circuitos electorales indígenas comprendidos entre las provincias de Bocas del Toro, Chiriquí y Veraguas, haciendo justicia a estos panameños.
Este hecho, quizás no tiene importancia para el público en general, pero para las comunidades beneficiadas, es el mensaje de esperanza y el compromiso de que se les integrará a los beneficios del Estado.
Para la próxima elección tendrán la oportunidad de escoger a sus legisladores y representantes, quienes tendrán la responsabilidad de llevar algo del presupuesto de la Nación. Con ello, también podrán incorporarse a nuestras leyes, entonces, habrá más justicia para los niños y las mujeres.
Además, con la creación de estos circuitos electorales motivarán a las autoridades políticas y gubernamentales a dedicar el tiempo necesario para estos pobres moradores, que tienen varios cientos de años sin soluciones. Empero, esta incorporación a la geografía política debe tener un compromiso con el desarrollo y no debe ser un vehículo de corrupción para los indígenas.
Será bueno esperar este gran acontecimiento, del reconocimiento del Ejecutivo a favor de los indígenas, que tanto lo necesitan, para comunicar sus esperanzas y grandes ansias de mejores vidas para sus futuras generaciones. En Panamá, donde todo lo encontramos malo, deberíamos estar orgullosos, ya que cuesta mucho encontrar un país donde se tenga tanta legalidad para los aborígenes. |