"Un corazón de niño guardó muchos deseos. El primero es que los hombres sean cada vez más buenos, que la gente Viva, Crítica en Línea siempre en alegría y estén todos contentos con el pan de cada día".
Así reza parte de la "Oración del Niño", himno que arrancó lágrimas a los presentes al medio día de ayer, miércoles, en el sepelio de la niña Cristel Mata, atropellada el sábado en El Brillante, corregimiento de Tocumen.
Fueron precisamente los niños los que se hicieron notar en la despedida terrenal que tuvo lugar en la Iglesia del Santísimo, corregimiento de la 24 de Diciembre.
Como si estuviera dormida dentro del féretro blanco, Cristel, vestida de blanco con una corona en la cabeza, tenía al lado a su muñeca preferida. Ni el maquillaje disimuló los golpes recibidos el día del hecho fatal.
El sacerdote Rafael Siu hizo referencia a la responsabilidad en el manejo y recordó a los conductores que llevan en sus manos una máquina letal que puede ser usada en contra de sí mismos o de otros.
Al acercarse el triste el final, el sacerdote Siu, mirando a los inconsolables padres de Cristel, Andra y José María Mata, les recordó que la niña ahora es un angelito que está con Dios.