El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, expresó ayer su preocupación con la "exportación" de jóvenes futbolistas del país y dijo que los clubes deben encontrar algún mecanismo que les permita retener a sus promesas.
Actualmente, se calcula que Brasil "exporta" alrededor de 800 jugadores de fútbol al año. De ellos, muy pocos son los que van al exterior con la fama y los millonarios contratos de los consagrados.