Hacinamiento, insalubridad y mora judicial fueron las razones por las cuales reclusas del Centro Femenino de Rehabilitación, ubicado en la Vía Domingo Díaz (Vía Tocumen), realizaron una protesta ayer en el patio trasero que duró varias horas.
La protesta la iniciaron, aparentemente, internas del hogar 10, donde habitan las privadas de libertad extranjeras que están desesperadas por el estancamiento en el que se encuentran sus casos, pues hay quienes no han sido llamadas a declarar, dijo una fuente extraoficial.
Las autoridades del Sistema Penitenciario y la directora del centro de rehabilitación, Linda Mideiro, se reunieron a puerta cerrada sin darse un pronunciamiento, sin embargo, Crítica conoció que en un espacio para 50 internas habitan 140 y deben dormir en el suelo.
Para Alejandro González, mexicano, padre de una detenida extranjera, la situación para las foráneas es muy difícil, pues los trámites no avanzan y el pasaje de México a Panamá para visitar a su hija es de B/800.00 ida y vuelta, sin contar los gastos del hotel y alimentación.
González solicitó al Gobierno consideración con las detenidas extranjeras y la agilización de sus casos, toda vez que detalló que su hija Dafne Alejandra Salcedo, de 20 años de edad, detenida por droga, intentó suicidarse en tres ocasiones debido a su situación.
González alegó que ella fue obligada en su país a transportar la droga y al llegar al Aeropuerto Internacional de Tocumen la delataron los nervios.
Por otra parte, Marianela Miranda, quien tiene a su madre, de 74 años, detenida en el centro de rehabilitación desde hace 15 meses, alegó que esta tiene células cancerígenas y una prótesis en el fémur, lo que agrava su situación.
Miranda dijo que su madre fue condenada a 5 años y 4 meses, y la ley sólo funciona para las personas adineradas, pues con la edad que tiene, debiera estar en su casa recibiendo atención médica como lo establece la legislación panameña en caso de adultos mayores.