El socialdemócrata Alan García, quien asume la presidencia peruana este viernes, tendrá como objetivos principales de su política exterior crear un eje de integración económica con Chile y Brasil, y plantear una nueva agenda con Estados Unidos, entre otros puntos.
El eje que se ha propuesto crear es parte de una estrategia que busca reforzar la integración sudamericana, y que incluiría además de Chile y Brasil, a Colombia y Ecuador, los cuatro países que García visitó tras su elección en junio en calidad de presidente electo.
Analistas han señalado que la conformación de este eje de integración sería una forma de contrarrestar la influencia del presidente venezolano Hugo Chávez en la región, aunque el propio García ha rechazado que esa sea su meta.
En sus primeros discursos tras su victoria electoral, García (57 años) planteó tender puentes con Brasil y con Chile, una situación que corta el eje Caracas-La Habana-La Paz.
Para García "el eje Perú-Brasil es esencial porque es el gran bloque central de América del Sur". Es sobre ese "eje bioceánico (Brasil en el Atlántico y Perú en el Pacífico) que tenemos que formar la unión sudamericana".
Uno de sus primeros desafíos es estrechar vínculos con Chile, de cara a establecer un nuevo capítulo entre ambos países que deje atrás la tempestuosa etapa que caracterizó a los gobiernos de Alejandro Toledo y Ricardo Lagos, cuando las relaciones bilaterales cayeron a su peor nivel en más de un cuarto de siglo.
La negociación de un Tratado de Libre Comercio (TLC) entre los dos países, históricamente desconfiados tras la guerra del Pacífico (1879-1883), es un paso adelante para afianzar los lazos.
El entrante gobierno peruano ha planteado a Chile una franca competencia comercial para potenciar el Pacífico sur de América Latina frente a los mercados asiáticos. Tanto Perú como Chile forman parte de la APEC (Foro Económico Asia-Pacífico).
García apuesta también a reforzar la Comunidad Andina (CAN: Bolivia, Colombia, Ecuador y Perú). Ese fortalecimiento pasa por el retorno de Chile al bloque que abandonó en 1976. La visita a Lima de la presidenta Michelle Bachelet este viernes sería la ocasión para anunciar avances en ese sentido.
Respecto a Estados Unidos, busca establecer una nueva agenda que deje atrás el tema del Tratado de Libre Comercio entre Lima y Washington que dominó las relaciones desde el año 2004.
El narcotráfico -en auge en Perú- asoma como uno de los temas de esa agenda, para lo cual Lima baraja la posibilidad de sugerir formalmente a Washington convocar a una cumbre antidrogas entre Estados Unidos y los andinos Bolivia, Colombia y Perú, los principales productores mundiales de hojas de coca.
García ya ha recibido una invitación oficial del presidente estadounidense George W. Bush para visitarlo en la Casa Blanca. Este viaje se realizaría en agosto.
Chávez será una de las piedras en el zapato de García en los primeros meses de su gestión al no superarse el entredicho que los enfrentó durante la campaña electoral. En esa campaña Chávez apoyó al candidato nacionalista Ollanta Humala y amenazó con romper relaciones si García ganaba. Desde abril las relaciones cayeron al nivel de encargados de negocios.
García asume por segunda vez la presidencia peruana con ambiciones más realistas respecto de las que exhibió en su primer mandato entre 1985 y 1990, cuando buscó sin éxito ganar un espacio como líder continental y tercermundista.