La luna brillaba a medias. Se combinaba con el tiempo, con la noche. Los juegos pirotécnicos adornaban el cielo de la ciudad capital.
Los héroes de la Copa de Oro habían llegado. Si, son ellos, gritaba una fanática con lágrimas en los ojos en la entrada de San Pedro, lugar donde cientos de fieles se apostaron para darle la bienvenida a los campeones.
En el estadio había otro panorama. Adentro del Rommel Fernández, cerca de 20 mil espectadores esperaban impacientes la llegada de la selección al máximo templo de fútbol en Panamá.
Mientras en los alrededores del coliseo otros miles luchaban por entrar. Era casi imposible. El cuerpo de la Policía Nacional le impidió el paso hasta a la propia prensa, alegando medidas de seguridad.
El público que estaba afuera se empezaba a impacientar. Otros ya resignados bailaron al ritmos de la música que se proyectaba en las afueras del "Rommel" y miraban una pantalla gigante para no perderse detalles de la llegada de los héroes de oro.
Cerca de las 10:30 de la noche cuando la luna apenas dibujaba un pequeño manchón de luz sobre el cielo del Rommel Fernández, aparecieron en la boca del tunel que colinda a la vía José Agustín Arango, los jugadores de la selección y su cuerpo técnico.
Los gritos de los seguidores no se hicieron esperar. Los más ovacionados fueron "Puchito" Medina, "Patón" Phillips, "Matador" Tejada, Jorge Dely y por supuesto Jaime Penedo.
Para él hubo una presentación especial y un grito maravilloso del público que gritaba "Penedo... Penedo". Varias chicas que estaban en el terreno se apretaron al jugador, lloraban, gritaban, pedían autógrafos y otras hasta lo invitaron a que se fuera con ellas.
El acto fue especial, alegre, entretenido. Fue un homenaje de la Marea Roja a este equipo panameño que se llenó de coraje en la Copa de Oro y no desmayó en ningún momento.
Ya casi a las 12:00 de la madrugada del martes los miles de aficionados que asistieron al coliseo de Juan Díaz se retiraban como en forma de procesión.
Una procesión al fútbol, a la selección, a los jugadores, a los 21 valientes y a su cuerpo técnico. Fue un día especial para el fútbol, para soñar en que vendrán tiempos mejores para este deporte que tanto queremos.
En medio de una luna que se escondía entre las nubes de una oscura noche se fueron los jugadores, los fanáticos, nos fuimos todos...