La Copa América terminó como empezó, con un extraño "performance" a cosas imprevistas (dimensión desconocida).
Que Brasil sea campeón no tiene nada de pecaminoso. Pero que este Brasil sea la banca del equipo original que juega las eliminatorias, nos da una idea de lo mal que está la prestigiosa, sólo en edad, Copa América.
Ayer Argentina perdió una clara oportunidad de quitarse de encima la espina de la eliminación tempranera (casi pareció un aborto deportivo) en el mundial de Japón Corea 2004.
Mientras que Brasil, siempre con la suerte del campeón, dio una estocada de gracia al final del cotejo mandando el partido a la tanda de los penales, donde parecían y fueron favoritos.
Para Brasil Adriano fue la figura durante toda la Copa, a él le deben dar gracias los millones de fanáticos de la verdeamarela. En tanto, Luis Fabiano se quedó algo corto, para mi expectativa de él.
Para los argentinos llegar segundos no sirve, no funciona y perder ante Brasil es un trago más amargo que la hiel.
Como antecedente de esta Copa, es el único torneo importante del 2004, donde ganó un equipo grande. Ni en la Eurocopa, ni en la Champions, ni en la Libertadores.
Si es que podemos llamar a este Brasil grande. Sin Ronaldo, sin Ronaldhino, etc. Fue un "mini" Brasil, que se impuso a rivales, por momentos con facilidad, por otros no.
Ahora falta el plato fuerte que es la eliminatoria, lo de ayer no es ni la sombra de lo que de verdad se espera del torneo más antiguo del mundo.