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La experiencia indica que cuando se mezcla la política con otras actividades de la vida diaria de los ciudadanos, algo sale mal. El deporte, la cultura, la salud, la educación, la música, lo indigenista, el comercio y el agro, por sólo mencionar algunos temas.
No hablamos de la política como práctica filosófica, sino de la política como activismo partidista o, lo que es peor, como plataforma para el enriquecimiento ilícito o la conjura. Cuando vemos a estos malos panameños de los partidos políticos mezclar sus intereses partidistas en cualquier tipo de actividad, podemos casi adivinar que los resultados no serán los mejores.
Son pocos quienes piensan en contar con los mejores talentos y las mejores ideas para echar hacia delante un proyecto es una opción. Si se está vinculado con un partido político, o se tienen intereses muy particulares, importará más tener en el proyecto a alguno de los nuestros, que responda a nuestras ideas y que nos sirva a nuestras maquinaciones, y no "la mejor persona" para el puesto.
Por eso es que fracasan los proyectos deportivos o artísticos. Por eso la economía no despega. Por eso cada plan que se diseña y se pone en práctica termina en una gaveta o en el basurero. No se piensa en el futuro, en dar lo mejor para obtener óptimos resultados para el país. Se piensa en el beneficio particular y mezquino. Siendo así, no iremos a ningún lado como pueblo. |
