Tengo pesadillas. Hay examen de química y no estudié. Estoy con Sharik León y aparece mi suegra. Colombia juega con Panamá y pierde... ¡Colombia vuelve y juega con Panamá y vuelve y pierde!
Caer con Panamá una vez es insólito, pero caer dos veces y seguidas es una vergüenza para el cuerpo técnico y los jugadores. Esta Copa Oro es una mancha en la hoja de vida de todos ellos. Y deben sentir pena, pues ningún equipo colombiano, ni el Girardot, el último de la B, puede perder con Panamá. A las cosas, por su nombre.
Hubo puntuales razones futbolísticas: la pésima definición, la falta de recuperación de balón y de un 'malo de película de vaqueros' en la mitad del campo y los constantes parpadeos de los defensas centrales.
Pero con todo y eso, jugando apenas regular, y a veces mal, este equipo (un 'rejuntado' para muchos) ¡tuvo para ganar todos los partidos! Ese es el gran pecado, el gran 'oso', el gran dolor. Había equipo y jugadores suficientes para no perder con Panamá ni con Honduras. Por eso la culpa en el plantel pesa más. No es menospreciar, 'argumento' simplista y recurrente. Es la realidad.
Rueda dijo que esta Copa Oro fue aceptable. No se engañe, técnico: hoy no es aceptable perder con Panamá y menos dos veces. ¡Eso es espantoso! Con la 'derrota bis', el equipo le dio de comer a los lobos que se relamen con un marcador que les permite demostrar la cuadratura del círculo.
Y una cosa más: la clasificación de Colombia al Mundial no está en duda por esta Copa. Ha estado en duda desde la primera fecha de la eliminatoria. Ya nos goleó Bolivia, ya nos ganó Venezuela ahora Panamá nos vence una y otra vez. ¡Eso es mucho peor a que mi suegra me espante en un sueño a Sharik León! ¡Qué pesadilla!