Ministerio de Salud por años ha estado con la cantaleta de evitar la acumulación de aguas que puedan servir como reservorios del mosquito Aedes Aegypti, transmisor del dengue, sin embargo, la población hace caso omiso a las recomendaciones. Ya hay varios casos sospechosos de dengue hemorrágico en Panamá Oeste y ahora es que la gente empieza a preocuparse de verdad.
Panamá no está preparada para la catástrofe que sería una epidemia de dengue hemorrágico, que cada año cobra la vida de 25 mil personas en todo el mundo.
Ante esa amenaza sólo cabe la responsabilidad de los panameños y que las autoridades desarrollen una eficiente vigilancia epidemiológica para reducir la magnitud del problema.
La única forma de prevenir la enfermedad es evitar la distribución del vector de los mosquitos transmisores del mal. La prevención es más económica que enfrentar una epidemia con pacientes con dengue hemorrágico que deben permanecer en las salas de cuidados intensivos.
Ya es hora que los panameños tomen conciencia y eviten la acumulación de
aguas en sus hogares y predios. Surge el inconveniente de la falta de agua potable en muchas comunidades, lo que obliga a mantener el vital líquido en tanques.
Pero, se debe tener en cuenta que estos envases pueden ser cubiertos para impedir la reproducción de larvas del Aedes Aegypti. Las medidas que se adopten en cada hogar pueden salvar muchas vidas. El país no puede cubrir los costos de una epidemia de dengue hemorrágico, que llenaría de luto a muchas familias panameñas.
Frente a la amenaza hay tomar acciones. Hay que acabar con los criaderos de mosquitos, no hacerlo es abrirle la puerta a la muerte que nos puede traer el dengue hemorrágico.
Las autoridades también deben poner mano fuerte y sancionar a aquellos dueños de residencias y locales que mantienen criaderos de mosquitos, porque no se puede blandengue ante un peligro para la salud púbica.