El presidente de EEUU, George W. Bush, promoverá el pleno y estricto cumplimiento del embargo económico impuesto a Cuba hace 40 años, a pesar de la campaña para que se suprima y de una ligera flexibilización decidida por el Congreso.
Las nuevas medidas de presión anunciadas por Bush con motivo del séptimo aniversario del hundimiento de la barcaza "13 de Marzo" en las cercanías de Cuba, el 13 de julio de 1994, en el que murieron 41 personas, han causado satisfacción entre la comunidad de exiliados cubanos de Miami (Florida), que ha había pedido la aplicación plena de esas sanciones.
Bush fue tajante el 18 de mayo pasado cuando se reunió con los dirigentes del exilio cubano en la Casa Blanca, con motivo del día de la independencia de la isla, al afirmar que rechazará cualquier iniciativa destinada a levantar el embargo, y que esta medida extrema será mantenida por Washington mientras no haya elecciones libres en ese país.
El mandatario aseguró que nada le hará cambiar esta decisión, a menos que el presidente, Fidel Castro, libere a los presos políticos, permita la libertad de expresión y el respeto a los derechos humanos, y democraticia.
De nada han valido los argumentos y la campaña de la Cámara de Comercio de Estados Unidos, y de otros sectores, incluidos algunos legisladores republicanos y muchos demócratas, sobre que las sanciones económicas son obsoletas y que después de cuatro decenios no han cumplido sus objetivos.
Durante el año 2000, el Congreso suavizó las represalias económicas que se aplican al país caribeño al permitir la venta de alimentos y medicinas por razones humanitarias, pero hasta ahora esas transacciones no se han concretado en la medida deseada a causa de una serie de obstáculos legales estadounidenses. |