España, justo vencedor. Que no queden dudas. El equipo que más lindo y más limpio jugó recibió lo merecido, la Copa Mundial FIFA.
Ayer ganó el fútbol, ganó el espectáculo. El conjunto del "tiqui-taca" mantuvo el control, propuso y al final logró la justa recompensa.
Holanda tuvo sus momentos de lucidez y buen fútbol, pero se pasó del juego sucio. El árbitro inglés Howard Webb pecó, incluso, de complaciente, porque hubo dos jugadas que -a mi modo de ver- eran de clara expulsión: la entrada alevosa de Mark van Bommel sobre Iniesta y la patada -¡con ribetes criminales!- que De Jong descargó sobre el pecho de Xabi Alonso.
Esta Naranja se dedicó más a lustrar los zapatos ajenos, que a generar fútbol: cometieron 28 faltas, recibieron nueve cartones amarillos y uno rojo. Iniesta -a la postre el jugador del partido- fue cargado a patadas por los holandeses, literalmente hablando, aunque luego, con su gol, les devolvió el vuelto.
España se ha quitado ese estigma maligno de ser la "eterna favorita", que es esa mala costumbre que tenía de llegar a los mundiales creyendo poderlo todo para -al final- irse con las manos vacías.
Por su parte, a Holanda le queda allí esa espinita clavada. Tercera final disputada, tercera perdida. Y pesar de que en los botines de Robben tuvo la oportunidad de echar por tierra las aspiraciones de los dirigidos por Vicente Del Bosque, pero Iker -el Guante de Oro del torneo- supo responder y con creces...
Y así se nos fue este Mundial, el de las vuvuzelas, el de un pulpo (Paul) que ridiculizó a quienes nos denominados expertos... el Mundial de Diego Forlán, que lo hacía todo; del "tiqui-taca" español, el Mundial de Xavi, Iniesta, Puyol, Iker... el Mundial de España, un equipo que se ganó el respeto por sus 'buenos modales'.
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